Byung-Chul Han considera además que las redes sociales generan un efecto de conformidad y aparente vigilancia.
El Observador | Es el nombre de moda en la filosofía. De pelo recogido, campera de cuero y pensamientos que se han hecho virales. Una rareza para una figura de una disciplina que no se caracteriza por ser masiva con frecuencia.
Y su historia no es menos sorprendente: nacido en Corea del Sur, se dedicó a estudiar metalurgia por mandato familiar, pero a los 26 años abandonó su país, mintiéndole a sus padres, y se radicó en Alemania, sin saber ni una palabra del idioma para estudiar filosofía.
Evita las entrevistas, no utiliza teléfono celular –aunque se define como apasionado de la tecnología– y considera que el sistema actual es prácticamente invencible porque en lugar de limitar la libertad, la usa como herramienta para oprimir.
Los libros de Byung-Chul Han funcionan como una exposición de sus ideas que analizan temas como el poder, las relaciones humanas, y las que más fama le han acarreado, que son los conceptos de la "sociedad de la transparencia" y la "sociedad del cansancio".
Las dos sociedades
El primero refiere a la necesidad actual de publicar toda la información personal posible, de forma voluntaria. El secreto y la confidencialidad se han perdido, considera Han, y los datos son la nueva moneda de cambio. La revelación de información toma un matiz casi pornográfico. El coreano, en tanto, ha ido por el camino opuesto y muy poco se conoce de su vida personal, de su historia; datos como su fecha de nacimiento son un misterio.
La información personal que se divulga (de forma consciente o no) queda registrada en internet, y allí estará de ahí en más. Se crea una memoria digital, facilitada por el impulso que generan las redes y el mundo moderno de contar todo lo que sucede y de mostrarse como un individuo auténtico y genuino ante el resto del mundo.
La reflexión y la contemplación son puestos por Han como herramientas necesarias para sobrevivir y evitar el colapso total ante este sistema, que no parece destinado a caer.
La sociedad del cansancio, en tanto, es su nombre para el mundo moderno donde se considera que el esfuerzo excesivo es lo adecuado. "Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose", fue el título de una entrevista con el diario El País de España, y que resume esa posición.
Han considera que somos dominados por que el sistema neoliberal imperante lleva a que la persona se exija por encima de su límite creyendo que esa es la forma de destacar, algo que se refleja en la búsqueda de la realización laboral como forma de alcanzar la felicidad, pero que también se muestra en situaciones más cotidianas como, por ejemplo, maratonear una serie de corrido.
Eso también se vincula a la intención de mostrarse como distinto a los demás, aunque en realidad todo tiende hacia la uniformidad. Las diferencias son las que el sistema permite para generar ganancias económicas.
El uso del término "el sistema" se debe a que Han no asigna un nombre y una figura clara al poder. En su libro Sobre el poder (uno de los que se encuentran en Uruguay), el filósofo explica que la intención del poder es la de perpetuarse y para eso ha llegado a confeccionar un sistema en el que el esclavo se esclaviza a sí mismo. El poder funciona en base a la relación entre individuos, entre el que lo ostenta y el que se somete.
Han se encarga de corregir a Foucault y a Nietzsche. Y, por otra parte, se encarga de señalar que el mundo digital no libera, sino refuerza el control del poder.
Eso lo expresa en La sociedad del cansancio. La dialéctica del amo y el esclavo no conduce finalmente a aquella sociedad en la que todo aquel que sea apto para el ocio es un ser libre, sino más bien a una sociedad del trabajo, en la que el amo mismo se ha convertido en esclavo del trabajo. En esta sociedad de obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados.
Las redes, el enemigo
Como se ve, los libros, las ideas y los conceptos de Han se interrelacionan entre sí. Por más que algunos sean más densos y otros más accesibles (uno de los factores que lo ha viralizado, en cierta forma), todos se conectan y conforman un ideario propio, claro y crítico del mundo actual.
De hecho, uno de los elementos de la sociedad contemporánea que se ha erigido como uno de los blancos más habituales del coreano son las redes sociales, lo que vuelve a reflejar la conexión de sus ideas entre sus libros y conceptos.
Los posteos digitales son el reemplazo de la tortura como método de control, un contraste 2.0 de la sociedad de 1984, de George Orwell. La libertad, según Han, es apenas una ilusión, generada justamente por la posibilidad que otorga internet de tener la posibilidad de publicar lo que se quiera.
"Las redes generan un efecto de conformidad, como si cada uno vigilara al otro, y ello previamente a cualquier vigilancia y control por servicios secretos", escribe el coreano en su libro Psicopolítica. Con esas líneas describe la actitud de las redes de atacar y generar críticas a quien publica algo que no se percibe como correcto o fuera de lugar.