En 1922, el alemán Max Schreck fue el primer Drácula de la historia del cine en la genial "Nosferatu". Casi un siglo después, el personaje creado por Bram Stoker sigue fascinando al mundo del séptimo arte y llega una nueva versión, más aventurera y adolescente, protagonizada por Luke Evans.
En 1922, el alemán Max Schreck fue el primer Drácula de la historia del cine en "Nosferatu", un filme dirigido por su compatriota F.W. Murnau, que quería adaptar la historia creada en 1897 por el irlandés Bran Stoker. Al no obtener los derechos, realizó una película inspirada en la obra pero no exactamente igual.
Drácula pasó a llamarse Nosferatu, conde Orlok. Pero la base de la historia es la misma que había enamorado a Murnau, la escrita por Stoker sobre la base de una leyenda con base histórica.
El sanguinario Vlad el Empalador
El príncipe medieval apodado Draculea vivió en la Valaquia (Rumanía) del siglo XV y pasó a la historia por sus inclinaciones sanguinarias y por atravesar con una estaca a los enemigos turcos, técnica conocido como empalamiento, de ahí el nombre de Vlad el Empalador.
Vlad Tepes, "el Empalador", subió tres veces al trono de Valaquia, en cada ocasión después de haber sido rehén de los turcos en Constantinopla y prisionero de los reyes húngaros en un castillo de Transilvania y Buda, y acabó sus días asesinado a los 45 años en Snagov, cerca de Bucarest.
Las creencias rumanas en los vampiros, espíritus maléficos de personas muertas por violencia que sobreviven por los siglos chupando sangre humana, contribuyeron también a la génesis del personaje de Drácula.
Y aunque el conde Drácula no tiene nada que ver con el vampiro de Stoker, la historia ideada por el escritor irlandés está, igualmente, localizada en Rumanía, en concreto en Transilvania.
La sanguinaria historia de Vlad Tepes se convirtió en un éxito literario de la mano de Stoker y en poco tiempo en uno de los personajes más adaptados de la historia del cine, con decenas de versiones que poco se diferencian en el contenido pero sí mucho en la puesta en escena.
Dráculas para todos los gustos
Tras el Drácula de Schreck, el más famoso sin duda es el que interpretó el actor rumano Bela Lugosi, nacido en Transilvania, y que fue uno de los primeros en ponerse en la piel del sangriento conde, aunque en el teatro, en Broadway, en 1927.
Cuatro años después repitió papel, a las órdenes de Tod Browning, en la que muchos consideran la versión más fiel de la historia, "Drácula", que sentó además las bases de la estética elegante del conde Drácula, que se repetiría sin cesar en la mayor parte de las adaptaciones cinematográficas.
Las películas, adaptando la novela de Bram Stoker, o algo más libres, se han ido sucediendo en la historia del cine.
John Carradine interpretó a Drácula en tres películas y Christopher Lee fue otro de los actores más aclamados por dar vida al conde, además en un amplio arco temporal, desde 1958 a 1976 en más de una decena de ocasiones.
Denholm Elliott, César Romero, Jack Palance, Dabid Niven, Klaus Kinski, George Hamilton, Frank Langella, David Carradine, Peter Fonda y hasta Leslie Nielsen en una de sus habituales historias paródicas, son solo algunos de los actores que han puesto su buen hacer al servicio de Drácula.
O el británico Gary Oldman, que en 1992 dio vida al conde Drácula en "Drácula", dirigida por Francis Ford Coppola y que pretendía ser la versión definitiva del mito. Pero las adaptaciones cinematográficas no han cesado desde entonces y el último ejemplo es "Dracula Untold".
El Drácula más aventurero
El galés Luke Evans, conocido por su participación en la saga "Fast & Furious", es el nuevo protagonista de una historia que ha querido contar el lado más humano y menos conocido del príncipe de Valaquia.
Una película más aventurera y más adolescente, repleta de acción y de luchas, es lo que ofrece el realizador Gary Shore en su debut en la dirección de largometrajes.
Precisamente Evans considera a Oldman como el mejor Drácula del cine. "Hizo una interpretación brillante, era una criatura aterradora y desesperada, que se grabó en mi mente desde la primera vez que la ví", explicaba el galés en una entrevista con Efe durante la presentación del filme en Madrid.
Una película que pretende mostrar los poderes del vampiro en un vehículo de entretenimiento pero que a la vez respetara la leyenda popular.
"Todos los poderes que tiene vienen de las leyendas sobre los vampiros. Por ejemplo poderes para convertirse en otras criaturas de la noche, sobre todo murciélagos. Hemos intentado ser fieles a los orígenes de los vampiros y sus habilidades, lo grande de esta película es que ves como el humano va descubriendo esos superpoderes, fue muy divertido de hacer", aseguraba Evans.
El actor también destacaba el lado más íntimo del personaje. "Al principio de la película es Vlad el humano, no Vlad el vampiro. Es un humano con emociones humanas, como la responsabilidad hacia su pueblo, el amor a su mujer y a su hijo. No es la historia de Drácula sino la historia del hombre que se convierte en Drácula".
* Reportaje EFE