María Fernanda Navarro, directora regional para Latinoamérica, Fundación City Cáncer Challenge.
Si bien varios países en Asia y Europa están regresando a una nueva normalidad y reiniciando labores, los países de Latinoamérica están siendo afectados por el pico de la pandemia y la disyuntiva de extender el confinamiento o reiniciar las economías. El abordaje a esta nueva realidad continúa siendo una preocupación para los pacientes con cáncer, ya que el impacto que tendrán las medidas en las modificaciones de tratamientos individuales, los retrasos en los diagnósticos y en el control del cáncer en general es incierto.
La reasignación de personal de salud oncológico a servicios relacionados con la atención de la pandemia ha sido reportado entre el 70 al 80%, así como el personal que trabaja en entidades públicas de salud en temas de enfermedades crónicas, ha sido reasignado a manejar temas relacionados con la pandemia en el 94% de los países que respondieron una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
En Porto Alegre, una de las ciudades donde trabaja City Cancer Challenge, vimos reducciones en las consultas de atención oncológica de 25% entre marzo y abril y en procedimientos diagnósticos reducciones de 47% en biopsias de próstata y 64% en colonoscopias. Pero más preocupante aún es la reducción de 78% en las mamografías durante el mismo periodo . El temor a la infección por COVID-19, dificultades para el transporte y cancelación de citas son las razones más frecuentes para la disminución en la demanda de los servicios. Sin embargo, para la población con cáncer, la suspensión del tratamiento, menor acceso a la atención o un diagnóstico retrasado puede traer consecuencias negativas para el pronóstico de su enfermedad.
¿Pero, cuál es la magnitud de esta disrupción de servicios de salud a los pacientes oncológicos? ¿Qué va a significar esto en términos de las políticas de control del cáncer? ¿Cómo se va a manejar este incremento en la demanda de servicios de pacientes crónicos post-pandemia? En este momento no se tienen datos exactos de la magnitud del impacto, con respecto al daño o retroceso que se ha tenido respecto al control del cáncer, ni el efecto que tendrá el retraso de tratamientos o procedimientos pasando pacientes de estados curativos a estados paliativos. Sin embargo, esta información es necesaria para ayudar a informar la toma de decisiones y la priorización de intervenciones a estos pacientes.
Los sistemas de salud y los prestadores de servicios sanitarios latinoamericanos enfrentan una serie de retos sin precedentes, que les obligan a ajustar sus modelos asistenciales, con escasez de recursos y de personal calificado. Mantener la continuidad en los tratamientos, de forma segura y efectiva, depende en parte de su capacidad de implementar intervenciones efectivas de forma acelerada y la flexibilidad de acoplarse a los cambios continuos que ha traído la crisis.
Los cambios generados por el COVID-19 están presionando a las organizaciones a continuar innovando, y desde la fundación City Cáncer Challenge (C/Can) estamos trabajando la resiliencia y la capacidad de adaptación de los sistemas de salud. Soluciones digitales, interacciones virtuales entre médicos y pacientes, entrenamientos de personal capacitado a larga distancia, interoperabilidad de los sistemas y acceso transparente a datos de calidad son algunas de las áreas que se están trabajando para lograr un sistema enfocando en el valor de la continuidad del tratamiento a los pacientes con cáncer. Este conocimiento permite profundizar el entendimiento de las herramientas existentes y apoyar a las ciudades con datos y evidencia que les permitan salir fortalecidos de esta crisis.