Entre las propuestas para su reconstrucción están la creación de una piscina en su techo o un invernadero.
El arzobispo de París lleva un casco blanco en la cabeza cuando comienza la misa el 16 de junio de 2019. Los monaguillos y la congregación también usan cascos de seguridad. Los focos de construcción iluminan el altar con una luz brillante. En la transmisión de televisión se puede ver el cielo por encima del altar.
Este fue el marco en el que Michel Aupetit, arzobispo de París, celebró su primera misa en la Catedral de Notre Dame, exactamente dos meses después de que un gran incendio destruyera el techo y la aguja central.
Peligro de colapso
Los expertos siguen afirmando que la iglesia corre peligro de derrumbarse. Una opinión que comparte también la coordinadora de la ayuda alemana para la reconstrucción de Notre Dame, Barbara Schock-Werner. Según ella, todavía se encuentran muchas vigas carbonizadas y piedras en la nave central. La sillería del coro, empapada por el agua que se usó para apagar el fuego, se ve amenazada por el moho. Como todo el interior, el órgano está completamente lleno de hollín.
El principal obstáculo para el trabajo de limpieza, sin embargo, son las toneladas de plomo fundido del techo, que ahora contaminan el interior. Debido al peligro de envenenamiento por plomo, Schock-Werner informó que se está intentando salvar los escombros de la catedral con pequeñas excavadoras teledirigidas. Pero solo cuando la iglesia haya sido completamente limpiada y asegurada, podrá comenzar la reconstrucción.
Debido a la alta contaminación por plomo, sólo se les permite a los trabajadores permanecer en la obra durante un corto período de tiempo.
Un exgeneral como gerente de la reconstrucción
La reconstrucción debería completarse en cinco años. Eso es lo que el Presidente Emmanuel Macron prometió a los franceses en abril. Este ambicioso calendario está ahora en manos del general de cinco estrellas Jean-Louis-Georgelin. El exmilitar es desde abril el encargado especial para la reconstrucción de Notre Dame.
Philippe Villeneuve, el arquitecto jefe de la reconstrucción de la catedral, se distanció de la apretada agenda de Emmanuel Macron en una extensa entrevista con "Le Figaro". El presidente había pedido una "reconstrucción ingeniosa", una alianza de tradición y modernidad y un "atrevimiento respetuoso".
Estos eslóganes animan ahora el concurso nacional de arquitectura, que el gobierno ya había lanzado en abril. A finales de junio se presentaron ideas para el nuevo diseño del techo y de la aguja central. Poco a poco se fueron conociendo propuestas muy poco convencionales y ambiciosas. El arquitecto Vincent Callebaut piensa en un invernadero. Se imagina cultivar 21 toneladas de frutas y verduras al año por encima de París. El arquitecto de Estocolmo Ulf Mejergren quiere convertir la aguja central de la iglesia en una torre de saltos y propone construir una gran piscina en el tejado de Notre Dame.
Según una encuesta publicada en abril por el instituto de sondeos YouGov, el 54% de los encuestados franceses estaban a favor de una reconstrucción. Mientras tanto, el arquitecto jefe Philippe Villeneuve muestra cansado de todas las "enormes tonterías" que escucha sobre la reconstrucción.
En una entrevista con "Le Figaro", se remitió a las exigencias de la Carta de Venecia para la Conservación de los Monumentos Históricos de 1964, que Francia debe cumplir. En resumen, según Villeneuve: "La aguja central debe ser reconstruida de forma idéntica".
La aguja central, que fue destruida en el incendio y diseñado por Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX, "se insertó de manera atemporal" en el diseño del templo. Esta silueta debe ser reconstruida, según Villeneuve. El conflicto entre las ideas atrevidas y el respeto ante el diseño original en la reconstrucción de la catedral sigue sin resolverse.