La obesidad es un problema multifactorial, que incluye el sedentarismo, las porciones que se ingieren de alimentos y, particularmente, el consumo de grasas.
El consumo de sustitutos de azúcar y bajos en calorías es de entre 15 y 18 por ciento en México, de los más bajos en América Latina. Así lo estableció Ruth Pedroza, profesora e investigadora en el programa de Ingeniería de Alimentos del Departamento de Ingeniería y Ciencias Químicas de la Universidad Iberoamericana.
Pese a que más del 70% de la población en dicho país es obesa, los productos bajos en calorías son poco usados debido al mito de que son dañinos.
Productos como la stevia, el aspartame, splenda, sacarina, sucralosa, están aprobados por el Codex Alimentario que pertenece a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO)”, explicó a Excélsior.
En México, dichos productos son aceptados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), mientras en Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), que es una de las instituciones más estrictas, también los aprueba, agregó.
La gente considera que la stevia es el único producto natural y que por eso no causa daño, dijo. Además, aclaró que solamente se consumen los extractos de los compuestos químicos de la planta, que son los que endulzan.
La especialista indicó que la dieta de los mexicanos es de alrededor de 3.160 calorías por día, cuando los requerimientos en promedio son de 2.000 calorías.
La ingesta de azúcar no es la causa de que haya tantas personas con obesidad. Es un problema multifactorial, que incluye el sedentarismo, las porciones que se ingieren de alimentos y, particularmente, el consumo de grasas que ha aumentado en 36 por ciento en México.
Destacó que, mientras un gramo de grasa aporta 9 calorías, un gramo de azúcar aporta 4 calorías.
Paradójicamente el consumo de carbohidratos en México ha disminuido en alrededor de 8 por ciento, desde 1970 a la fecha. En contraste, el consumo de grasas aumentó 36 por ciento, en el mismo lapso”, indicó.
A su juicio, la propuesta de reducir el consumo de azúcar en nuestro país no contribuye con disminuir el problema de la obesidad, “por lo que se deben repensar las políticas públicas y los enfoques para definir que el mexicano consuma lo que necesita y no en exceso”, refirió.