El peligro que esconden los juguetes que emiten sonidos
Jueves, Enero 5, 2017 - 08:19
Los complementos sonoros de automóviles, robots y muñecas pueden ser riesgosos para la audición de los niños.
El nivel de ruido debería ser algo a tener muy en cuenta a la hora de elegir los regalos para los más pequeños. Los especialistas médicos coinciden en que niveles por encima de 80 dB pueden ser perjudiciales para el oído de los niños.
La entidad benéfica Clave Atención a la Deficiencia Auditiva alertó sobre las lesiones irreversibles que pueden causar estos regalos en la audición de los más pequeños.
Los niños se acercan los juguetes a la cara y no manejan los controles de volumen aunque el juguete lo permita. Esto los convierte en vulnerables ante posibles lesiones auditivas cuando los productos superan los niveles de sonido recomendados, según el sitio abc.es.
Clave recomienda a los padres el uso de aplicaciones gratuitas para medir el nivel de decibelios que producen los juguetes o que consulten el listado que cada año elabora la asociación estadounidense Sight and Hearing.
Esta vez, han detectado niveles peligrosos en productos de marcas conocidas. Una figura de luchador que emite frases y sonidos que alcanzan los 104,4dB encabeza la lista, puesto que en menos de 15 minutos pueden dañar el oído del niño cuando este se lo coloca cerca del oído. Se trata del luchador de WWE Roman Reigns, el cual recrea sonidos durante el ambiente de una pelea en el ring.
También incluye varios modelos de automóviles a control remoto con luces y sonido o una figura de dinosaurio, para niños de preescolar con ojos que destellan y cuyo poderoso rugido alcanza los 97.5dB.
Recomendaciones
- Clave recomienda elegir aquellos artículos con control de volumen y tomar medidas como quitar las baterías o colocar cinta adhesiva en los altavoces para amortiguar el volumen.
- Es necesario enseñar a los niños a no llevarse los juguetes ruidosos a la oreja mientras juegan, como medida de prevención, y para favorecer hábitos de escucha saludables.
- Los daños auditivos durante los primeros años pueden desembocar en problemas más graves y tener efectos negativos sobre el aprendizaje y el correcto desarrollo del niño.