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El poder del no y los peligros de consentir demasiado a los niños
Jueves, Diciembre 4, 2014 - 16:54

Estas son advertencias que hacen todos los días los expertos. Pero en la realidad, los adultos no hacen caso de esos consejos, pues no se atreven a negarles nada a los hijos.

La gran mayoría de padres de hoy cría a sus hijos con la convicción de no repetir los modelos de crianza que ellos vivieron, lejos de ‘la ley del fuerte’ y más cerca de una relación amistosa.

Pero lo que ha sucedido es que se pasaron al otro extremo al punto de volverse permisivos sin negarles nada y diciendo ‘sí’ a todo lo que sus hijos piden.

Precisamente por tanto consentimiento, los niños se han vuelto más exigentes y ha desarrollado gustos de adultos. Decir no, vuelve a ponerse de moda.

Razones para consentir

Según la psicóloga María Elena López, efectivamente hay una tendencia a satisfacer los caprichos de los niños, dándoles opciones ilimitadas, porque los papás desean que ellos no tengan sus mismas carencias, o porque creen que dar gusto es dar afecto, que decir ‘no’ es limitar la autonomía, o peor aún por culpa, pues esta es una generación de papás que trabaja más, entonces ‘¿para qué desperdiciar el espacio que tengo con mi hijos en conflictos?’

“Los padres tienen muchas dudas acerca de qué pueden permitir a sus hijos, qué decisiones les dejan tomar, o si los deben dejar experimentar en ciertas circunstancias para que aprendan por sí mismos, en fin. Muchos tienen el concepto de que la disciplina es muy importante para formar niños menos caprichosos y más seguros, pero en la práctica esto les resulta difícil”, dice López.

Aprenda a decir no sin miedo

El principio de toda educación es transmitir valores. Por eso:

- Entienda que decir ‘no’ es la manera más básica de enseñarle cómo funciona el mundo. Lo que le va a permitir en el futuro tomar buenas decisiones para su vida.

- Defina reglas claras, compresibles y cumplibles. Explíqueselas al niño con afecto pero también con firmeza. Hay que ponerlas en práctica y supervisar que se cumplan.

- Aunque le parezca difícil, los límites son acciones para ejercer de manera constante, hasta que sean interiorizadas por el niño.

- Cada vez que la oportunidad lo permita, muéstrele al niño las consecuencias positivas y negativas de sus acciones.

- Enséñele a postergar sus deseos y necesidades.

Un buen ‘no’ a tiempo

Es innecesario satanizar el decirles ‘no’ a los deseos de los niños. Ejercer disciplina positiva se va aprendiendo poco a poco, siempre y cuando los padres sean conscientes de que poner normas es lo mejor que pueden hacer por sus hijos.

Cada extremo es malo, tanto complacer en todo, como no dar nada. Un niño demasiado consentido será un adulto con una visión desalentadora de la vida, vulnerable a la ansiedad y la depresión y con una visión distorsionada de lo que es conseguir el éxito en sus relaciones y en el trabajo.

Si tiene muchas dudas de cómo ejercer disciplina, busque ayuda, pregunte, infórmese y sobre todo haga equipo con su pareja.

Autores

El Espectador