Además de conocer los procesos productivos del destilado, el museo permite apreciar documentos históricos, colecciones de etiquetas y fotografías que ilustran la historia del licor en Chile.
Preocupados de difundir toda la tradición e historia del pisco desde sus orígenes en el siglo XVI hasta nuestros días, Cooperativa Capel creó el Centro Turístico Capel y el primer Museo del Pisco de Chile.
Ambos lugares nacen de la necesidad de mostrar a los turistas provenientes de todo el mundo, la historia de cómo forjó camino uno de los principales destilados producidos en Chile.
El centro muestra, entre otras cosas, cómo se produce el Pisco Capel, que en sus múltiples variedades ha dado fama al Valle del Elqui.
La Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada (Capel) fue creada en 1935 como la "Sociedad de Productores de Elqui", formada por pequeños productores pisqueros del Valle del Elqui, en la Cuarta Región. En 1939 se transformó en una cooperativa denominada "Sociedad Productores de Elqui, Cooperativa Agrícola Pisquera y Vitivinícola Limitada", posteriormente "Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada", que, actualmente, tendría unos 1.500 cooperados, plantas destiladoras y embotelladoras de pisco.
Todas las personas que visiten las instalaciones del Centro Turístico y Museo del Pisco de Capel conocerán la planta que da vida a cada uno de los productos de la Cooperativa y tendrán la posibilidad de degustarlos al final del recorrido. También podrán comprar en la sala de ventas, productos y recuerdos.
Otro de los atractivos que presenta la visita es que los turistas que lleguen al centro accederán también al Museo del Pisco, donde tendrán la oportunidad de conocer la historia de esta antigua actividad practicada desde el siglo XVI por Diaguitas y Molles.
El Centro Turístico y el Museo del Pisco de Capel, permiten a los turistas aprender sobre los procesos de producción utilizados por la Cooperativa y conocer los principales hitos históricos del destilado en Chile. Asimismo, el museo muestra los instrumentos que se utilizaban en la antigüedad para el tratamiento de las uvas, como tinajas de depósito que permitían la fermentación de los caldos; alambiques para cocción y destilado, además de distintos implementos y máquinas anteriores al período de la industrialización que trajo consigo la energía hidráulica y eléctrica.
