Al país le hace falta un largo trecho por recorrer para que se sintonicen los padres de familia, el Gobierno, las instituciones educativas y la iniciativa privada para combatir el sobrepeso y la obesidad, aunque ha habido avances los últimos años que facilitan esta meta.
El Gobierno debe establecer e implementar políticas que garanticen que los niños se desarrollen en ambientes saludables; es decir, libres de “comida chatarra” y que promuevan la actividad física.
Entre estas está la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas, la implementación de sistemas de etiquetado frontal de alimentos y medidas fiscales que desincentiven el consumo de alimentos no saludables, refiere la médica Fernanda Kroker-Lobos, experta en nutrición poblacional del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (Incap).
En centros educativos
Como los niños y los adolescentes pasan una parte importante de su vida en la escuela, el entorno educativo es ideal para obtener conocimientos sobre opciones dietéticas saludables y actividad física, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). En los ciclos fundamental y complementario hay contenidos de nutrición que deben recibir los alumnos, pero esto es implementado por colegios en el contenido de Ciencias Naturales, indica la nutricionista Doris Díaz, de la Liga contra la Obesidad y el Sobrepeso.
Hay centros educativos privados que enseñan a padres y a niños cómo preparar loncheras saludables y no se les permite consumir “comida chatarra”.
El Ministerio de Salud coordina la implementación de la Estrategia de Escuelas Saludables en los centros educativos, a través de charlas, para promover el consumo de alimentación sana y la promoción de actividad física, refiere Sandra Chew, coordinadora del Programa Nacional de Enfermedades No Transmisibles y Cáncer.
Mejorar etiquetado
El etiquetado actual de productos no cumple con la función de informar bien al consumidor acerca de la calidad nutricional de los productos, sobre todo, los dirigidos a niños, indica el médico Joaquín Barnoya, especialista en Epidemiología y Prevención de Enfermedades Crónicas. “Debemos revisar la regulación actual y modificarla con base en evidencia científica, y trabajar con el Congreso para que la nueva legislación no tenga influencia de la industria de alimentos y bebidas”, dice.
Javier Zepeda, director Ejecutivo de la Cámara de Industria de Guatemala, refiere que la industria de alimentos y bebidas en Guatemala ha tomado medidas para mejorar los hábitos alimenticios como el desarrollo de productos más saludables, reducción de los tamaños de porción y etiquetado de alimentos más claro. La Gremial de Alimentos y Bebidas busca e invierte en investigación y desarrollo para la fortificación y reformulación de productos, añade.
El Ministerio de Salud en coordinación con el Incap está trabajando para que a nivel regional se establezca un etiquetado nutricional que permita a las personas elegir de manera rápida y sencilla un alimento saludable, asevera Chew.
La recomendación de la comunidad internacional es implementar un sistema de etiquetado al frente del empaque del producto que permita establecer una advertencia sobre los niveles de energía, grasa, azúcares y sodio de una manera clara, sencilla y veraz, expone Kroker-Lobos.
Regular publicidad
El Incap realizó durante el 2016 varios estudios para analizar la composición y la información de más de 3 mil productos empacados disponibles en supermercados, así como 864 horas de anuncios de televisión en seis canales de televisión dirigidos a niños. Los estudios revelaron que más de la mitad de los productos que se publicitan contienen cantidades excesivas de azúcar libre y sodio, y más de un tercio, cantidades excesivas de grasa total y grasa saturada de acuerdo al perfil de nutrientes recomendados.
Debido a que no existe un ente que regule o limite la publicidad de alimentos, son los padres o encargados quienes deben educar y orientar, dice Díaz.
Aumentar impuestos
Kroker-Lobos comenta que no existe una propuesta sobre una medida fiscal con fines de salud pública. En un estudio reciente del Incap, más de 30 expertos en salud pública recomendaron una iniciativa para disuadir el consumo de bebidas azucaradas. La propuesta es que el gravamen debe ser del 20% sobre el precio y la recaudación podría ir dirigida al aseguramiento de la provisión de agua potable para consumo humano en escuelas y lugares públicos.
En colaboración entre el Ministerio de Salud, de Educación y de Finanzas se debe restringir la publicidad de bebidas azucaradas y comida poco saludable, y aumentar el impuesto a estos productos dentro y fuera de las escuelas, recomienda Barnoya.
Buenos ejemplos
En México se adoptó desde el 2014 una estrategia en la que se dan a conocer los criterios nutrimentales y de publicidad de alimentos y bebidas. También, en ese país, se estableció 10 % de impuesto para bebidas azucaradas, y 8 %, cuando el producto contenga más de 275 calorías en cada cien gramos. En Brasil, el 70 por ciento de la refacción escolar debe contener alimentos frescos y no se permiten tiendas en escuelas. En Chile, desde enero del 2015, se estableció un impuesto del 18 por ciento aplicado a las bebidas con alto contenido de azúcar.