Por Martín Perri, CEO de Nulinga.
El cambio de paradigma es total: la pandemia de COVID-19 que azotó al mundo entero nos hizo replantear desde hábitos personalísimos (personales, laborales, entre muchos otros) hasta cuestiones laborales. Quizás muchos comenzaron un camino de introspección aprovechando este momento para repensar sus profesiones, sus anhelos laborales, sus objetivos y sus deseos. Otros, quizás, se abocaron a otros pendientes como aquellos que tenían una carrera que terminar, un curso que hacer, una habilidad que pulir.
Las herramientas digitales educativas, creo, son las grandes ganadoras de este año. No solo me refiero a las universidades que debieron reconvertir campus virtuales ni a las escuelas que tuvieron que adaptar su currícula a las clases online. Hay un universo de habilidades, que atraviesan a gran parte de la población adulta activa laboralmente, que vieron un horizonte de oportunidades en el encierro y en el stand by de la vida en general.
Aquí, en el terreno de las habilidades, pisan fuerte los idiomas. Según el informe de Endeavor Insight “las habilidades del futuro en un solo clic”, desarrollado en México, el Foro Económico Mundial estima que para 2022 el 54% de la población mundial necesitará actualizar sus conocimientos y adquirir nuevas habilidades para poder competir en el mundo laboral. De hecho, casi el 75% de los alumnos y educadores piensa que no tienen, ni le están enseñando, las habilidades que las empresas necesitarán en el futuro cercano.
Entonces cabe, que quienes estamos al frente de herramientas educativas nos preguntemos lo siguiente: ¿qué le vamos a enseñar a las siguientes generaciones, si ya sabemos que el 50% de los empleos del futuro hoy no existen o que muchos empleos de hoy desaparecerán mañana? Las EdTech, o tecnologías educativas, facilitan el aprendizaje y contribuyen a mejorar el rendimiento a través de la creación y uso de recursos tecnológicos apropiados; ya sea en forma de productos, aplicaciones y herramientas para mejorar el aprendizaje, la pedagogía y la instrucción. Los emprendedores alrededor del mundo hoy están liderando este cambio a través de aplicaciones móviles, nuevas herramientas tecnológicas, instrumentos de realidad virtual y aumentada, entre otros.
Sea cual sea la apuesta (presencial, virtual o híbrida), creemos que sólo a través de la tecnología se logrará empatar las habilidades requeridas por el mundo laboral y las capacidades de las próximas generaciones. Con el uso adecuado de la tecnología es posible reducir la brecha que existe entre diversas clases sociales.
El aprendizaje de idiomas es transversal, es universal, une pero también, rompe. Destruye las barreras sociales en el momento en que saber un idioma te da las mismas herramientas y oportunidades que el otro. El idioma iguala y siempre, nivela para arriba.
El aprendizaje de idiomas, en muchos países de la región, forma parte de la currícula e incluso, aquí, incluso, hay colegios bilingües donde materias como Matemática o Ciencia, se imparten en inglés. Pero, una vez finalizado el secundario, el idioma “corre por cuenta nuestra”. No lo provee la universidad, ni te lo facilita una empresa. Ahí, es donde es imperativo un nuevo cambio de paradigma. El idioma se exige como habilidad (para determinadas carreras) pero desde las compañías (no todas, muchas lo ofrecen) no se facilita esa opción.
Creemos que las instituciones tienen la necesidad de fortalecer a su recurso humano de todas las herramientas y habilidades posibles: quien ofrece un plan de pagos para acceder a un curso en el exterior o a un descuento en una maestría en una universidad, ¿sabe que ofrecerles una opción de aprendizaje de idiomas es igual de importante?
Desde Nulinga vemos un desafío que nos motiva: tenemos que brindar herramientas educativas novedosas, originales y modernas a un segmento generacional cuyo historial de aprendizaje no tiene nada que ver con las estrategias actuales. ¿Cómo lograr que hoy un adulto de 40 años se sienta estimulado para estudiar? ¿Cómo lo logramos, qué herramientas tenemos?
Nosotros creemos que el recurso humano del futuro domina varios idiomas, la tecnología es una extensión de su mente y el empleador es su nuevo tutor, uno que cuida su desarrollo y provee herramientas para “nivelar para arriba”. Es importante que las empresas se comprometan en ofrecer este tipo de beneficios y lo entiendan como algo que genera una retribución inmediata. Quizás el trabajo de hoy, sea distinto al de mañana, pero la persona que está detrás es la misma. ¿O quizás no?