En junio pasado, el Ministerio de Salud hizo un llamado a los nacidos entre 1971 y 1981 a colocarse la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión debido a que no la recibieron en ese momento y quedaron expuestos a un eventual contagio.
El sarampión era una de las tantas enfermedades infecciosas que estaba erradicada en el mundo, pero nuevamente emerge como un tema de preocupación de salud pública. En gran medida ello obedece a que la población ha dejado de vacunarse, amparados en falsos conceptos. La disminución en la percepción de riesgo de las enfermedades que se previenen mediante los programas de inmunización; el conocimiento muchas veces erróneo sobre efectos secundarios o adversos, así como la influencia de los grupos anti vacunas, son algunas de las causas de este problema.
Alicia Marcoleta, Doctora en Ciencias, microbióloga y académica de la carrera de Tecnología Médica señala que “dentro de las enfermedades infecciosas que han resurgido y que antes estaban controladas, se encuentra el Sarampión, el Coqueluche y la poliomielitis. Se pensaba que estaban erradicadas porque la población se inmunizó desde la aparición de las vacunas de estas enfermedades, pero la acción de los movimientos antivacunas, terminó por generar esta preocupante situación en muchos países”.
La especialista agrega que “al no inmunizar a sus hijos, las personas lo que están afectando es el denominado ‘efecto rebaño” en la comunidad, para prevenir el contagio de distintas enfermedades. Vale decir, se deja sin protección a las personas más vulnerables, porque cuando hay una cierta cantidad de población vacunada, indirectamente se está protegiendo a quienes son más susceptibles a las infecciones, como pacientes con cáncer o VIH y que finalmente los puede llevar a la muerte”.
En el caso de Chile, el Programa Nacional de Inmunización contempla dos dosis de la vacuna contra el sarampión. La primera es a los 12 meses y consiste en una vacuna trivírica que también incluye la rubéola y paperas. Posteriormente hay un refuerzo de la misma vacuna en primero básico (6 años).
En junio pasado, el Ministerio de Salud hizo un llamado a los nacidos entre 1971 y 1981 a colocarse la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión debido a que no la recibieron en ese momento y quedaron expuestos a un eventual contagio.
Alicia Marcoleta advierte que eventualmente se debería considerar la opción de vacunar a los migrantes en Chile, como una forma de normalizar y prevenir el contagio con sarampión y otros virus que pueden no formar parte de los planes de inmunización de otros países, como el refuerzo de la dosis contra el coqueluche, rubéola y la vacuna contra el rotavirus, la cual tampoco en nuestro país forma parte del plan de inmunización ministerial.
Síntomas y características
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite por las vías respiratorias a través de la nariz y la garganta de una persona infectada, puede propagarse a los demás a través de la tos y los estornudos o también permanecer en superficies. Su período de incubación se extiende entre 7 y 14 días y en muchos casos los síntomas son inespecíficos. Las primeras manifestaciones corresponden pequeñas lesiones blancas que aparecen al interior de la boca. Algunos días después se observan los clásicos exantemas o erupciones rojas en la piel.
El sarampión es tan contagioso que si alguien tiene la enfermedad, el 90 % de las personas cercanas a ella y que no tengan inmunidad también se infectarán. Las personas infectadas pueden transmitir el sarampión a los demás desde cuatro días antes de que aparezca el exantema hasta cuatro días después de su manifestación. Esta infección puede ser grave en todos los grupos de edad. Sin embargo, los niños menores de 5 años, los adultos mayores y la población de inmunocomprometidos tienen más probabilidades de sufrir complicaciones por el sarampión.
La Dra. Marcoleta señala que las personas “asocian al sarampión sólo con los exantemas o erupciones en la piel de color rojo, como la “típica peste”, pero es una enfermedad viral que puede llegar a afectar al aparato respiratorio causando neumonías y en caso aún más complejos incluso tener un impacto en el sistema nervioso, ocasionando encefalitis, es decir, una inflamación del cerebro que puede causar convulsiones y puede dejar al niño sordo o con retraso mental. También afecta a las embarazadas causando partos prematuros”.
De hecho, precisa que “es tan severo el cuadro que se puede producir la muerte en algunos de los infectados sobretodo en inmunocomprometidos, en poblaciones de edades extremas como niños pequeños o adultos mayores”.