Por Kathryn Wall, Coordinadora del Programa del Programa de Cirugía Global y Cambio Social en la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Niños de Boston y está interesada en el desarrollo de políticas de salud en lo que respecta al fortalecimiento de los sistemas quirúrgicos.
Unos 5000 millones de personas (PDF, en inglés) —dos tercios de la población mundial— no tienen acceso a servicios médicos de cirugía, anestesia y obstetricia seguros, oportunos y asequibles, señaló el presidente del Grupo Banco Mundial, Dr. Jim Yong Kim. (i) Este acceso es obstaculizado por innumerables problemas, como por ejemplo la seguridad o la falta de personal calificado, y una de las principales trabas se relaciona con las finanzas. Someterse a una intervención quirúrgica puede resultar muy caro para los pacientes. La carga financiera no solo constituye un gran impedimento para las personas que necesitan una cirugía, sino que también puede tener efectos devastadores en aquellas que se hacen una intervención quirúrgica. Más de 2000 millones de personas (i) no pueden costear una cirugía si tuviesen que hacerlo hoy y, según estimaciones, del total de habitantes que se operan cada año, 33 millones sufrirán dificultades financieras debido a los costos directos. (PDF, en inglés) Esta cifra sube a 81 millones si se incluyen gastos conexos, como transporte y alimentación.
Por lo tanto, el costo de una cirugía no es solo una barrera para recibir la atención que se necesita. También puede causar efectos secundarios perjudiciales luego de la intervención. El empobrecimiento es una consecuencia colateral de la cirugía, y la cantidad de personas afectadas cada año equivale a toda la población de Alemania.
En 2015, la Comisión Lancet sobre la Cirugía Global (i) propuso seis indicadores (PDF, en inglés) para evaluar los servicios médicos de cirugía, anestesia y obstetricia, dos de los cuales se enfocan en analizar el riesgo de catástrofe financiera debido a los procedimientos quirúrgicos. Estos dos miden la probabilidad de estar sujeto a empobrecimiento (usando un umbral de USD 1,25 al día, y precios según la paridad de poder adquisitivo, PPA) y la probabilidad de incurrir en gastos catastróficos (10 % del ingreso total) cuando se necesita atención quirúrgica.
Este mes, en los Indicadores del Desarrollo Mundial (i) se publicaron las primeras estimaciones longitudinales para esos dos indicadores. (i) Los datos son categóricos.
En general, el riesgo de catástrofe financiera debido a una cirugía disminuye en el mundo. Si bien esta tendencia descendente es alentadora, es también muy lenta. Entre 2008 y 2017, el porcentaje de personas en riesgo en el mundo de incurrir en gastos catastróficos y gastos empobrecedores debido a atención quirúrgica tendió a disminuir. El riesgo en todo el mundo de incurrir en gastos catastróficos a raíz de servicios de cirugía, anestesia y obstetricia (i) ha bajado de 34 % a 28 %, al tiempo que los gastos empobrecedores (i) han disminuido de 27 % a 24 %.
Sin embargo, los promedios mundiales quizás no muestren desigualdades importantes en la distribución del riesgo.
En 2017, el 2 % de las personas en los países de ingreso alto corría el riesgo de incurrir en gastos catastróficos debido a una cirugía, es decir menos de la mitad del riesgo experimentado en 2003. En comparación, este riesgo disminuye más lentamente en los países de ingreso bajo y mediano: de 43 % en 2008 a 33 % en 2017. La gran diferencia absoluta de riesgo de catástrofe financiera que se observa en estos dos grupos en 2017 —32 %— pone de relieve las disparidades significativas en la carga financiera que representa el acceso a atención quirúrgica en todo el mundo. Las personas en los países de ingreso alto corren un riesgo mínimo de catástrofe financiera cuando necesitan este tipo de atención; en los países de ingreso bajo y mediano este riesgo lo enfrentan 3 de cada 10 habitantes.
En el caso de los gastos empobrecedores se observa la misma relación. En 2017, en los países de ingreso alto el riesgo es menor (0,4 %) mientras que en los países de ingreso bajo y mediano es mucho más alto (28 %).
Las desigualdades se producen incluso entre grupos de países. Entre los países de ingreso bajo y mediano, los países de África al sur del Sahara son los que en general enfrentan el riesgo más elevado de gastos catastróficos (i) y gastos empobrecedores (i) debido a la atención quirúrgica. Es probable que más de la mitad de la población sufra una catástrofe financiera de ser necesaria una cirugía.
A medida que las poblaciones llegan a ser más pudientes, este riesgo disminuye, como se ve en el gráfico de arriba. Además, existe una correlación relativamente estrecha, pero no completamente predecible, entre el gasto sanitario en un país y el riesgo de catástrofe financiera debido a una cirugía que enfrenta la población.
Sin embargo, basarse en tendencias a muy largo plazo del aumento de la riqueza es insuficiente, como lo muestran los persistentes y elevados riesgos en los países de ingreso bajo y mediano. La cobertura sanitaria universal, una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, (i) exige que los sistemas de salud protejan a los pacientes de costos directos derivados de la atención sanitaria. Dado que a menudo las afecciones que necesitan cirugía no se planean —usted no elige sufrir un accidente automovilístico— estas pueden servir como barómetros para medir el nivel de progreso hacia ese objetivo. Entonces, si un tercio de la población mundial (y más de la mitad de la población de África) corre el riesgo de caer en la pobreza debido a los costos de los procedimientos quirúrgicos es fundamental que existan políticas específicas para garantizar la protección contra los riesgos financieros.