Maribel R. Coronel, Periodista en temas de economía y salud, para El Economista.
Los avances en tecnología médica van a una velocidad vertiginosa, y las empresas que los empujan se están reconformando, pues vislumbran un futuro prometedor en ese nicho de mercado.
Es el caso de la británica GlaxoSmithKline (GSK), que se alió en agosto pasado con el área de ciencias de la vida del conglomerado digital Google conformado en la empresa Verily Google, ya viene desde hace años investigando posibilidades de la tecnología móvil en la medicina y se ha ido aliando con diferentes farmacéuticas para encauzar mejor sus avances.
El objetivo de la alianza Google-Glaxo es acelerar los trabajos de investigación aprovechando el conocimiento de la farmacéutica con su liderazgo en la innovación de terapias y dominio en todo el proceso, es decir las distintas fases de desarrollo para lograr un producto que demuestre ante todo seguridad y eficacia. GSK es líder en innovación para VIH, en vacunas y en opciones para enfermedades respiratorias.
Ambas empresas presentaron su iniciativa y hablaron de medicina bioelectrónica, algo que suena como demasiado futurista, pero resulta que se está imponiendo tener los primeros productos para dentro de siete años. Como que algo no nos están diciendo, porque si para sacar un nuevo medicamento siempre se ha mencionado que los procesos tardan de 10 o 15 años, un periodo de siete años es demasiado corto, pero ése es el compromiso de GSK y Google. La empresa que crean de la alianza se llama Galvanic Bioelectronics, en la cual se invertirán durante los siete años mencionados 540 millones de libras esterlinas, de los cuales 55% será puesto por la inglesa GSK y el restante 45% por Verily de Google.
La medicina bioelectrónica es una rama nueva de la medicina enfocada a utilizar los impulsos eléctricos con los que se comunican nuestras células. Los medicamentos bioelectrónicos resultarían de vincular el desarrollo de nuevos medicamentos con microdispositivos del tamaño de un arroz que sería posible colocar en nervios periféricos enfocados a controlar o regular precisamente los impulsos eléctricos celulares.
Ya hay una trayectoria recorrida de tres años con investigación en animales, y nos cuenta Yolanda Cervantes, directora de Investigación y Desarrollo y Asuntos Médicos de Vacunas de GSK en México, que serían medicamentos dirigidos para males muy específicos, sobre todo que tienen que ver con trastornos inflamatorios, metabólicos y endocrinos.
Por ejemplo, se está vislumbrando para asma, pero también ven posibles aplicaciones en otras enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, lo cual, de ser cierto, sería verdaderamente revolucionario en la medicina, porque son enfermedades de difícil manejo y tendrían nuevas modalidades terapéuticas que conjuntan el medicamento con dispositivos miniaturizados que hasta ahora se vislumbraban de diferente manera.
Nuevo miembro en Anafam
Interesante la entrada de Fresenius Kabi, dirigida aquí por Fabián Rodríguez, a la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam), que lleva Dagoberto Cortés. Y es que esa empresa alemana está enfocada no tanto a fabricar medicamentos, sino a tecnología y dispositivos para transfusiones sanguíneas. Quizá la Anafam ya tendría que ir pensando en adecuar su nombre porque conforme avanza la tecnología médica sus agremiados cada vez son más diversos y no sólo fabrican fármacos.
Por cierto, Abbott México, otro de los miembros de la Anafam, obtuvo la Certificación como Empresa con Prácticas Transparentes (EPT) que otorga el Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica que preside Julio Gutiérrez. Y eso porque demostró un alto nivel de cumplimiento en los Códigos de Buenas Prácticas de Promoción de la Industria. México se va convirtiendo en referente internacional de la industria farmacéutica por su progreso hacia la transparencia.