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El sencillo truco para no cometer más errores financieros
Lunes, Agosto 21, 2017 - 15:03

Conocer nuestros hábitos como consumidores tiene muchas ventajas, entre ellas poner freno a prácticas perjudiciales.

Alejandra era la típica mexicana que aplicaba la de ir al centro comercial a turistear y regresaba con un guardarropa completo.
 
Lo peor del asunto es que ya pensando con la cabeza fría, al llegar a casa no todo lo que compraba le gustaba, pero aun así no lo regresaba; pensaba que algún día lo usaría. En el closet había muchas prendas sin estrenar.
 
Como era de esperar, sus tarjetas estaban al tope, cubría sólo el pago mínimo cada mes. Llegó un momento en que no sabía cómo bajarle a sus deudas.
 
El primer paso era claro: bajarle al "turismo de compras", dejar de pasearse en el centro comercial y buscar otra forma de distraerse.
 
Cansada, un día decidió que nunca más iba a realizar compras por impulso, guardó en lo más profundo de su cajón su tarjeta de crédito y aunque iba al centro comercial, ahora sí como dicen, se quedaba como perrito frente a carnicería “sólo mirando”.
 
Alejandra sabía perfecto de qué pie cojeaba: las compras impulsivas, por ello, su hobbie era darse una vuelta al centro comercial.
 
Conocerse le permitió encontrar una manera de ponerle un alto a un hábito que a todas luces estaba metiéndola en problemas financieros.
 
Regina Reyes Heroles, especialista en finanzas personales, establece que debes conocerte como consumidor: ¿cómo compras? ¿cómo controlas tus gastos? ¿en qué momento no puedes decir que no al aparador?
 
En el caso de Alejandra supo detectar también una forma de ponerse un alto, pero la clave sigue siendo que se conoce, y se pone algunas trabas para detener ese mal hábito financiero. Como por ejemplo, dejar la tarjeta en casa, incluso pudo haber dejado de turistear a las tiendas.
 
Conocer nuestros hábitos como consumidores tiene muchas ventajas, entre ellas poner freno a prácticas que sabemos que están mal, pero que no podemos dejar, la alternativa es sabotearlas.
 
¿Cuántas veces ese pantalón que tanto te gustó en la tienda, ya no te parece tan bueno en casa?
 
Piensa con la cabeza fría, vete sin nada, no lo compres, eso le bajará intensidad a la emoción, una vez lejos de tu objeto del deseo, piensa si lo necesitas y no tienes otras prendas iguales, ¿es capricho, o de verdad le sumará a tu guardarropa?
 
Sí, sé que todo esto parece muy racional, pero de eso se trata, después de pensarlo bien tal vez no regreses por él.
 
Se vale darse gustos, por supuesto, pero siempre y cuando te apegues a un presupuesto, ahorres de manera constante y tengas algún tipo de protección, eso sería lo ideal… recuerda “primero ahorro, luego gasto”.

Autores

Sonia Soto/ Excélsior