El género, que partió con un gran rechazo, es hoy la apuesta segura de muchos artistas en el mundo de la música.
Las buenas letras y ritmos que marcaron la parada en la década de los noventas sentaron bases que quedaron para la posteridad e inspiraron a los que hacen música en estos tiempos. A través de agrupaciones británicas y norteamericanas como Spice Girls, Backstreet Boys, Oasis, NSync y The Smashing Pumpkins, millones de fanáticos de todas las edades adoptaron sus canciones como un estilo de vida y no lo interpretaban como una simple afinidad con los géneros musicales que cada artista acogió.
Michael Jackson, el eterno rey del pop y quien propició otras formas de bailar brake dance, recién lanzaba su álbum ‘Dangerous’. Después de realizar varias producciones antes de 1991 junto a Quincy Jones, el estadounidense decidió arriesgarse y puso su confianza en Teddy Riley, Bill Bottrell, del sello Epic Records, buscando priorizar más en los sonidos de sus sencillos, en vez de la ostentación melodiosa.
Mientras en todo el planeta palpitaba un mercado que contaba con un público e inversionistas comprometidos, en Puerto Rico y Panamá se daban los primeros pasos del reggaetón, de la mano de El General y Vico C, ambos raperos, auspiciadores de los cimientos del movimiento musical más escuchado del siglo XXI. Para ese instante, el foco mundial estaba sobre Madonna, Michael Jackson y Britney Spears y nadie imaginaba otra oferta musical distinta a la conocida.
En ‘la isla del encanto’ y en el país centroamericano se experimentaba con el género urbano. El productor Michael Ellis notó la influencia del rap, dancehall y el reggae en español en estos territorios, y adoptó los beats para consolidar algo que les representara. Fue necesario toparse más tarde con otras temáticas y letras. El mensaje cambió y la nueva propuesta recibió nombre por voluntad de este boricua, el mismo que se mantiene hasta la fecha.
Surgieron movimientos latinos que producían calidad, confianza y cosas nuevas. Además, aportaban un valor agregado que, si bien era basado en los géneros pop, rock y punk, también se convirtieron en referentes que se posicionaron en la industria. Sí hablamos con nombres propios, entran en mención Shakira, Enrique Iglesias, Ricky Martin, Gloria Trevi, Thalía y Alejandro Fernández. Faltan más. La mayoría contaba con trayectoria en las esferas internacionales, pero faltaba camino para dominar aquel mercado que es considerado una ‘fiera’, y que años más tarde invadieron: los Estados Unidos.
La música también es dinámica. El criticado y cuestionado reggaetón pasó por tantas etapas y, en cada una de ellas, siempre hubo una piedra en el zapato. La fanaticada de otros géneros musicales se negaba aceptar la nueva oferta, era considerada sin futuro y fundamento alguno. Incluso, otros artistas lo catalogaban como un atropello al arte, sin saber que años más tarde, terminarían siendo parte del movimiento, porque las fichas del mercado jugaron a favor del más subestimado.
Los astros se mantienen, pero algo cambió
La Shakira que en el año 1995 lanzó su éxito ‘¿Dónde estás corazón’?, es, sin duda alguna, otra versión distinta a la que mostró en 2017 con la canción “Perro fiel” junto al boricua Nicky Jam. Hecho, que le costó cientos de críticas, pero al final, su audiencia aceptó la fusión. Menos palabras, expresiones explícitas y alto contenido sexual, son la mayoría de los requisitos que la crítica reúne para rechazar las colaboraciones de la artista con reggaetoneros, más cuando han sido censurados en otros países, como en el caso de Maluma.
Esta estrella que debutó en el mercado hispanoamericano en los años 90’s, tuvo su primer acercamiento con el género, pero en el sonido, más no con sus exponentes. Eso explica su canción “La Tortura”, junto a Alejandro Sanz. Un sencillo cuyos interpretes eran de pop-rock latino, pero con el ritmo puertorriqueño, que logró ser número uno en todos los listados y les permitió a ambos sumar seguidores del otro bando.
El mismo desenlace lo tuvieron Thalía, Ricky Martin, Enrique Iglesias y Luis Fonsi. A este último, el sencillo en reggaetón “Despacito”, le dejó siete récords Guinness, seis premios Billboard, cinco Grammys Latino y un MTV Millennial Awards, además de certificaciones de YouTube por número de visitas en la plataforma.
Las cosas han cambiado y el éxito que reflejan artistas como Fonsi luego de apostarle a otro terreno, respaldan la creencia que defienden los oponentes del movimiento urbano: “eso es lo que produce ganancias y los artistas lo entienden, por eso se venden”. En ultimas, son precisamente eso, artistas que, aparte del sonido y las letras que utilizan en sus canciones, saben que la prioridad es adaptarse, proponer y rescatar lo que la industria demanda, porque cada época marca su etapa de oro, pero no son momentos eternos.