El auge del turismo cultural contribuye a la revaloración de los pueblos andinos que constituyen el grueso de la población de países como Perú, Bolivia y Ecuador, donde existen poblaciones originarias y mantienen intactos sus tradiciones, pese a más de 500 años de influencia occidental.
Perú registra un auge del turismo cultural vinculado a las raíces históricas de este país, que cuenta con un rico legado étnico de la cultura quechua, lengua hablada por los incas y sus actuales descendientes, destacó el director de Qeshwa en Perú, Juan José Mendoza.
"El nombre elegido para esta empresa de turismo tiene raíces quechuas, el antiguo idioma de los incas que aún sobrevive en varios países de la región sudamericana", destacó en una entrevista con Xinhua.
Mendoza resaltó la variedad en la unidad lingüística que existe entre los pueblos quechuas sudamericanos y en Perú, donde existen algunas variantes entre el norteño y sureño, pero solamente de forma porque el contenido es similar.
"Aunque no todos los hablantes de este idioma en Perú y en otras partes de la región tienen el mismo tono o forma, sin embargo tienen una sola raíz y entre los hablantes se entienden cuando establecen comunicación", expresó.
La empresa de Mendoza ha logrado atraer un mercado interesado en conocer los atractivos culturales y les ofrece experiencias vivencias directas con las comunidades involucradas en este proyecto de turismo vivencial.
"Nos especializamos en turismo cultural en gran parte de Perú y Bolivia, donde existen grandes atractivos turísticos para ofrecer como parte de la rica herencia de estos países", indicó.
El joven promotor de turismo cultural ha roto los esquemas tradicionales formales de ofrecer un mercado conocido para proponer al visitante una experiencia vivida involucrándose en la existencia cotidiana de las comunidades andinas participando de sus formas ancestrales de vida.
"Los itinerarios que ofrecemos salen de las formas tradicionales de hacer turismo porque está más vinculado al aspecto tradicional y de convivencia con las poblaciones andinas", subrayó.
Una de las particularidades del turismo vivencial, que se está poniendo de moda en Perú, ofrece a los visitantes extranjeros vivir en una comunidad y participar en las actividades cotidianas de esta población dormir en sus casas, comer la comida tradicional, ordeñar las vacas, cultivar cereales andinos y ser parte de los rituales religiosos tradicionales.
El mercado que ofrece Mendoza está vinculado a Perú y Bolivia, países donde las culturas prehispánicas sobreviven en toda su vitalidad y, en particular, la cultura quechua heredera de la tradición inca.
"Hemos tenido una buena recepción entre los visitantes procedentes de Europa y Estados Unidos, quienes vienen en busca de atractivos particulares vinculados a la rica tradición histórica", sostuvo.
Uno de los símbolos emblemáticos del turismo cultural en Perú es representado por la ciudadela inca de Machu Picchu, que todos los años recibe más de un millón de visitantes procedentes de todo el mundo.
El contexto social que hace fascinante el viaje a la ciudad de Cusco, ubicada a 1.151 kilómetros al sur de Lima, es la existencia de las poblaciones andinas autóctonas donde sobreviven la herencia de los incas en su lengua, fiestas, costumbres, vestimentas, alimentos, fiestas religiosas llenas de sincretismo.
Mendoza representa la nueva visión empresarial de los jóvenes que han apostado por la revaloración cultural para ofrecer una nueva forma de hacer turismo vivencial, lo que suena atractivo para los visitantes a las zonas andinas.
Gracias a esta visión, en las comunidades quechuas y aymaras se han organizado hospedajes comunitarios donde los extranjeros pueden experimentar directamente las vivencias de estas poblaciones, que cuentan con un pasado y presente milenarios.
El auge del turismo cultural contribuye a la revaloración de los pueblos andinos que constituyen el grueso de la población de países como Perú, Bolivia y Ecuador, donde existen poblaciones originarias y mantienen intactos sus tradiciones, pese a más de 500 años de influencia occidental.
Dos comunidades andinas, cercanas a Machu Picchu, vienen despuntando en el desarrollo del turismo vivencial: la comunidad de Raqchi y la comunidad de Q' eros, dos poblaciones ancestrales donde se guardan las tradiciones incas con mayor celo.
Raqchi, donde el visitante podrá conocer de cerca las actividades pastoriles de ganados auquénidos, aguas medicinales, rituales religiosas vinculadas a los antiguos dioses tutelares de estas poblaciones, conocimiento de la lengua ancestral, entre otros aspectos culturales.
Según la historia de esta comunidad campesina, de etnia quechua, antiguamente durante el imperio de los incas este lugar era un tambo importante, almacén donde se guardaban alimentos y vestidos, para los guerreros y correos del inca que se dirigían hacia el altiplano boliviano.
Otra de las poblaciones que destaca en el turismo vivencial es Q' eros, también conocido como el último ayllu de los incas por su originalidad y la preservación de sus raíces incas que aún mantiene en toda su pureza.
Los turistas foráneos que conviven con los Q' eros conocerán sus tradicionales incaicas, la medicina tradicional, rituales mágico religiosas, la artesanía, la comunicación ancestral mediante los quipus y los pagos a la Mamapacha (Madre tierra).