Los principales problemas se concentran tradicionalmente en el área del litoral mediterráneo, donde varias localidades pequeñas como Calella en la provincia de Barcelona o Lloret de Mar en la de Gerona, no consiguen despegarse esa etiqueta turística que buscan muchos jóvenes y que ofrece alcohol y fiesta descontrolada.
Los turistas que últimamente se dejan ver desnudos sin pudor por algún barrio de Barcelona (noreste de España) volvieron a destapar el problema del turismo de borrachera, que en algunas zonas de España regresa puntual cada verano, cuando aumenta la afluencia de visitantes extranjeros.
Los principales problemas se concentran tradicionalmente en el área del litoral mediterráneo, donde varias localidades pequeñas como Calella en la provincia de Barcelona o Lloret de Mar en la de Gerona, no consiguen despegarse esa etiqueta turística que buscan muchos jóvenes y que ofrece alcohol y fiesta descontrolada.
Los ruidos y la falta de respeto a los horarios alteran el ritmo normal de las poblaciones afectadas, donde los jóvenes turistas generan molestias prácticamente continuas a los vecinos.
La situación no es exclusiva de municipios pequeños y Barcelona también sufre desde hace unos años los rigores de estos turistas, que ajustan su presupuesto y su ingenio en busca de alojamiento asequible y billetes de avión baratos.
La proliferación de los vuelos "low cost", junto con la creciente oferta de apartamentos turísticos baratos -y en ocasiones ilegales- hace que jóvenes con un nivel adquisitivo más humilde puedan permitirse viajar a una capital de veraneo de primer orden como es Barcelona.
Una vez allí, los menos respetuosos campan a sus anchas -en ocasiones, desnudos- sin cumplir las normas mínimas de convivencia.
"Este tipo de turismo se debería erradicar", declara Martí Sarrasate, presidente de la patronal catalana de agencias de viajes, quien tiene muy claro que este tipo de vacaciones "ensucian" todo el buen trabajo que se hace en el sector desde hace años.
La falta de respeto a los horarios, los comportamientos incívicos y el alto nivel de alcohol en sangre son las características que definen mayoritariamente a estos turistas que, según explica Sarrasate, viajan por su cuenta en lugar de contratar con agencias.
"Son turistas autosuficientes, es decir, buscan sus propios vuelos y se alojan en apartamentos turísticos que ellos mismos contratan", justifica el presidente, quien confirma que "ni las agencias extranjeras ni las españolas" ofertan este tipo de turismo.
Dejando a un lado el último brote de turismo de borrachera de Barcelona, en Cataluña también existe otro punto conflictivo como es Salou en la provincia de Tarragona (a 110 kilómetros al sur de Barcelona), donde en primavera aterrizan miles de ruidosos jóvenes extranjeros, meses antes de que el tradicional turista familiar recoja el testigo.
Alrededor de 9.500 estudiantes británicos se congregaron allí en abril para participar en el "Saloufest", un evento con coartada deportiva pero cuyos principales atractivos para los jóvenes son el alcohol barato y la playa.
Si a estos "alicientes" les sumamos el libertinaje sexual llegamos a Magaluf en la isla de Mallorca (Mediterráneo), donde sus vecinos se hartaron de que se pueblo copara portadas este verano después de que un reportaje de la BBC destapara las actividades "lúdico-festivas" de los que allí se "soltaban" sus foráneas melenas.
También bañada por aguas del Mediterráneo, pero en territorio peninsular, está Gandía en la provincia de Valencia (este), localidad que saltó a la fama hace unos años a rebufo de la emisión del popular programa televisivo de la MTV, Gandía Shore, reflejo de lo que allí viven noche tras noche otros jóvenes más anónimos.
Salir desnudo a la calle, beber hasta perder el conocimiento o cambiar sexo oral por copas puede parecer a priori muy divertido.
Sin embargo, responsables del sector como Sarrasate, afecta al turismo y devalúa una de las principales fuentes de ingresos de España.
* Crónica EFE