¿Acaso es el poeta un mero instrumento de la naturaleza? No. O al menos así lo creía Huidobro, uno de los poetas más importantes de habla hispana, que murió hace 70 años. El chileno transformó la poesía, fundó el creacionismo y fue un dios en sus obras.
Fue en la librería Ateneo, en Buenos Aires, donde Vicente Huidobro expuso plenamente, abiertamente, su teoría. Fue allí donde se le bautizó como creacionista por haber dicho en esa conferencia de 1916 que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear. Sin embargo, esa idea rondaba por sus libros y sus palabras años antes: desde 1912, cuando Huidobro dijo en el número 5 de la revista chilena Musa Joven que el reinado de la literatura había muerto. Que el siglo veinte vería nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de la creación, como la llamaron los griegos, aunque jamás lograron realizar su definición. Y en 1914, cuando escribió su poema Adán —publicado en Santiago de Chile en 1916—, incluyó en el prefacio la siguiente frase de Emerson: “Un pensamiento tan vivo que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la naturaleza con una cosa nueva”.
Después de esa conferencia en Ateneo, recuerda Huidobro en una de sus memorias, el profesor argentino José Ingenieros se le acercó y le dijo: “Su sueño de una poesía inventada en cada una de sus partes por los poetas me parece irrealizable, aunque usted lo haya expuesto en forma tan clara e incluso muy científica”. Donde quiera que el chileno hablaba del “verbo creado y creador, la palabra recién nacida”, lo que le respondían era: “es hermoso pero irrealizable”.
Las palabras que pronunció Vicente Huidobro en 1914, en Buenos Aires hacían parte del manifiesto: Non serviam (No serviré). Un compilado de reflexiones sobre el papel del poeta frente a la naturaleza, un papel que, según él, era el de lacayo y con una extrema sumisión ante la anécdota y la descripción. El poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la Naturaleza. Ya no quiere servirla más en calidad de esclavo.
El poeta dice a sus hermanos: “Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada. ¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos, desafiando nuestros pies o nuestras manos?”. Hemos aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias.
Después de eso Huidobro se fue a París. Allí conoció a Ezra Pound —quien tradujo al inglés su obra Horizon carré, publicada en París en1917—, a Apollinaire, Reverdy y Picasso. En sus primeros años en Francia, la admiración de Huidobro se centró en Apollinaire y Picasso. Al autor de los Calligrammes le dedicó dos composiciones significativas: Vates, en Horizon carré, y Poeme funéraire, en Automne régulier. La aproximación de Vicente Huidobro al cubismo no fue sólo teórica. Se manifestó especialmente en la ruptura de la estructura geométrica del discurso poético. En el plano cambió la función de las imágenes: creó escenas ilógicas y sus referentes eran alejados de la realidad, superpuso los planos y, con eso, las palabras. Puso a andar flores, a llorar hojas: un mundo desconocido para la poesía.
Una parte de la crítica consideró a Vicente Huidobro como el fundador de las vanguardias en la literatura hispánica. La colaboración y la amistad que Huidobro mantuvo con Pierre Reverdy en 1917, resultó decisiva para la evolución estética del poeta chileno. La amistad entre los dos poetas giró en torno a la redacción de la revista Nord-Sud. Huidobro participó en el equipo de redacción con Reverdy, Apollinaire, Max Jacob, Paul Dermée y Philippe Soupault. El poeta chileno publicó en Nord-Sud una docena de composiciones, compiladas, en su mayor parte, en Horizon carré. David Bary en su libro Huidobro o la vocación poética destaca que los colaboradores de la revista parisina crearon un estilo característico, al prescindir de los elementos narrativos y descriptivos y propugnar que “el poema, como el cuadro cubista, se bastaba por sí mismo”. La valoración de Huidobro como “un exacto discípulo de Reverdy” sería frecuente en las tertulias parisinas. Pero lo importante es que Huidobro desarrolló una obra poética fundamental para la proyección de la vanguardia en el mundo hispánico
Durante su estancia en Madrid, en 1918, el poeta dio a conocer una nueva estética, influyó en el proyecto del ultraísmo español (ese movimiento literario que nació en las cantinas y cafés de Madrid para protestar en contra de la modernidad) y consolidó la poesía creacionista con cuatro libros relevantes: Hallali y Tour Eiffel en francés, y Ecuatorial y Poemas árticos en español.
En esos cuatro libros, el poeta chileno seleccionó referentes objetivos, encadenó posiciones lógicas, pero no imágenes, y cambió constantemente el orden semántico y de puntuación de las palabras: creó un tipo de verso. Los poetas españoles adoptaron la nueva estructura del discurso poético y la ilogicidad de las imágenes. Incluso el crítico y poeta Guillermo de Torre, que polemizó abiertamente con Vicente Huidobro, adoptó esa nueva estrategia renovadora.
Huidobro trajo al mundo ese movimiento literario que pretendía hacer de la poesía un instrumento de la creación absoluta: “Que el verso sea como una llave / Que abra mil puertas”. Transformó la prosa dramática en lírica, el objeto en significado: “La poesía es el lenguaje de la creación”. “la significación mágica de la lengua”, “en la voz del poeta, el universo busca su voz, una voz inmortal”.
Durante muchos años tuvo que lidiar con el peso de enfrentarse a la prensa para demostrar que había sido él, y no Reverdy, el fundador del creacionismo. Lo insultó en cartas y en entrevistas, pero luego se calló. Al fin y al cabo, no importaba quién había parido el movimiento, sino el nacimiento del mismo.
Huidobro se refundió en Cartagena (Chile) y ahí murió. Frente al océano. Él mismo escribió su epitafio: “Aquí yace el poeta Vicente Huidobro / Abrid la tumba / Al fondo de esta tumba se ve el mar”.