Analistas aseguran que los partidos se han disuelto y que las nuevas alianzas están en manos de barones electorales, tanto en el oficialismo como en la oposición.
Bogotá. A pocas horas de conocerse la nueva conformación del Congreso de Colombia para el cuatrienio 2010-2014, es casi un hecho que los tradicionales jefes políticos seguirán aferrados a sus curules, por encima de la amplia oferta de nuevos rostros que se le midieron a la contienda electoral.
Sin embargo, buena parte de quienes resultaron elegidos en 2006 con una amplia votación, por diversas razones, ya no repetirán período. Por ejemplo, el senador Luis Guillermo Vélez, del Partido de la U, que consolidó la mayor votación de Antioquia en 2002 y que obtuvo más de 61 mil en 2006, murió de un paro cardíaco en febrero de 2007. Claro que no fue el único, el cacique liberal caldense Víctor Renán Barco, con 45 mil votos en la elección pasada, falleció en enero de 2009.
Otros congresistas destacados en las urnas se retiraron por iniciativa propia. Es el caso de Gina Parody, la segunda votación más alta del Partido de la U (87 mil) en 2006, quien renunció a su curul en enero de 2009 inconforme, según dijo, por la búsqueda de una nueva reelección presidencial y las polémicas del Ejecutivo y su coalición parlamentaria.
Del mismo partido, Marta Lucía Ramírez, la cuarta votación en la lista, dejó su escaño para aspirar a la Presidencia, pero tras denunciar falta de garantías, aceptó ser precandidata del Partido Conservador.
Los liberales no fueron la excepción. Dos de los legisladores estrella en los debates de control político, Cecilia López y Héctor Helí Rojas, se retiraron no obstante contar con una amplia probabilidad de ganar nuevamente una curul en el Senado para el próximo cuatrienio.
Las senadoras Adriana Gutiérrez, de la U, y Nancy Patricia Gutiérrez, de Cambio Radical, también se apartaron de una nueva aspiración debido al intenso período legislativo que se vio opacado por las investigaciones de la parapolít ica, de la cual fueron protagonistas con sendas investigaciones en su contra.
Aún con esas ‘bajas’, de todas maneras hay ‘pesos pesados’ que aspiran mantener sus curules en el nuevo Congreso y que, de paso, le restan aire a la renovación que muchos sueñan. En esa lista están, por ejemplo, Jaime Dussán, Iván Moreno y Germán Navas (Polo); Roberto Gerlein y Efraín Cepeda (conservatismo); Luis Fernando Duque, Camilo Sánchez y Juan Fernando Cristo (liberalismo); Dilian Francisco Toro, Aurelio Iragorri y Roy Barreras (la U); Fuad Char y Javier Cáceres (Cambio Radical).
Jaime Dussán, por ejemplo, cuenta con un valor agregado para repetir en el Senado. Es el presidente del Polo Democrático Alternativo, cargo desde el cual, según sus contradictores, tendrá ventajas frente a sus competidores. Iván Moreno también ha sido cuestionado por los supuestos beneficios que desde la Alcaldía de Bogotá le pueda ofrecer su hermano, Samuel, para quedar elegido.
Roberto Gerlein y Efraín Cepeda tienen a su favor ser dos de los políticos más representativos y poderosos del Caribe y sus votos cuentan tanto que esta semana Noemí Sanín los buscó para pedirles su respaldo en la consulta interna del Partido Conservador para escoger candidato presidencial, a lo cual efectivamente respondieron.
Liberales y la U. En la otra orilla, dicen que para mantener sus curules y por supuesto a sus figuras más tradicionales, el Partido Liberal apeló al sentimiento galanista. Muestra de ello es el primer lugar de la lista al Senado para Juan Manuel Galán, que en las elecciones pasadas sacó la segunda votación de su movimiento. En esa ocasión la votación más alta fue la de Juan Manuel López Cabrales (hoy condenado por parapolítica), quien superó los 145 mil votos, los cuales espera heredar a su esposa, Arleth Casado, número 3 para esta campaña.
En el Partido de la U, el triunfo de sus candidatos podría correr por cuenta de la promesa de garantizar las políticas del presidente Álvaro Uribe, mientras que en Cambio Radical existe temor por lo que pueda suceder con la ausencia de su líder, el hoy candidato presidencial Germán Vargas Lleras —el senador con la votación más alta en 2006: 223 mil votos—. De todas maneras, logró recuperar a un verdadero barón electoral de la Costa, Fuad Char, y por otro lado le apuesta a figuras que apenas repuntan en el panorama político, Rodrigo Lara.
El politólogo Rubén Sánchez David cree que por más de que el cacicazgo sea visto como cosa del pasado, en los últimos años lejos de debilitarse se ha fortalecido y apuesta a que es la figura que va a predominar: “Los partidos se han disuelto y han hecho alianzas para atrapar votos y esa maquinaria está en manos de caciques. Las elecciones de Congreso son de maquinaria principalmente y a pesar de la existencia de figuras interesantes, como los verdes, éstos no tienen el peso suficiente”.
Enrique Serrano, analista, hace a su vez una distinción entre la prevalencia del cacicazgo en el Senado —donde sería más factible la aparición de figuras nuevas— y en la Cámara, que obedece a “patrones regionales que siguen regidos por clientelismo, alianzas y solidaridades que son formas arcaicas o antiguas de hacer política y es ahí en donde los liberales y conservadores son fuertes”.