"Argentina ha sido desde hace tiempo un país inestable en muchos aspectos”, explica Marcos Novaro, analista político e investigador de la Universidad de Buenos Aires. El acuerdo UE-Mercosur plantea un nuevo desafío de cara a las presidenciales de este año.
Este 9 de julio se cumplieron 203 años de la independencia de Argentina, un país cuyo florecimiento económico durante la primera mitad del siglo XX la convirtió en una potencia industrial y cultural. Sin embargo, las malas políticas económicas de décadas, así como la catástrofe socioeconómica que representó la dictadura militar (1976-1983), hicieron que Argentina pasara de tener, hasta los años 70, uno de los índices de pobreza más bajos de Latinoamérica, a adolecer de una pobreza estructural que se mantiene hasta ahora.
Ni el gobierno de la era kirchnerista, que duró 12 años, ni el de Mauricio Macri, acometieron de lleno contra el mal de la pobreza. Actualmente más de un 34% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. La inflación interanual estimada es de cerca del 57%, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) de junio de 2019. Esos gobiernos tampoco lograron consolidar eficazmente la creación de empleo ni dar impulso a una industria que fuera más allá de la producción de materias primas. "Argentina ha sido desde hace tiempo un país inestable en muchos aspectos”, explica Marcos Novaro, analista político e investigador de la Universidad de Buenos Aires. "Durante el siglo XX cambió varias veces de régimen político, vivió muchos golpes de Estado, pero ninguno de los experimentos autoritarios perduró. También hubo restauraciones democráticas o semidemocráticas. Esa inestabilidad es casi una marca de identidad de Argentina, y se moderó a partir de 1983, con la más reciente restauración de la democracia, pero la economía no acompañó ese cambio, y el país siguió viviendo fuertes crisis en las que se combinan problemas fiscales e inflacionarios”, subraya.
En las décadas de los 50, 60 y 70, los gobiernos militares golpistas impusieron la privatización de empresas públicas y el fin de las barreras aduaneras. Los presidentes de la Unión Cívica Radical, por su parte, aplicaron modelos económicos de apertura moderada. Solo el peronista Carlos Menem dio durante su presidencia (1989-1999) un giro reformista aún mayor que el de Macri.
Economía cíclica: del proteccionismo a la apertura económica. Luego de la grave crisis económica de 2001, Argentina logró levantarse, pero los vaivenes de su economía no le dan respiro. Durante los gobiernos peronistas se nacionalizaron grandes sectores industriales e imperó la idea de que Argentina debía producir todo tipo de bienes en lugar de importarlos. Ese modelo se implantó también durante la era kirchnerista (2003-2015). "En el período kirchnerista, la economía argentina fue moldeada por la idea política de la autarquía, con un modelo desarrollista característico de los años 40”, dice Novaro, "pero ese modelo agotó sus posibilidades porque no generó crecimiento verdadero”. Las exportaciones argentinas aumentaron entre el 2002 y el 2007, pero luego dejaron de crecer. Pasó lo mismo con las inversiones.
En diciembre de 2015, Mauricio Macri llegó al poder y el péndulo económico se inclinó nuevamente hacia la apertura. Ahora, Macri encara su campaña de reelección en las presidenciales de octubre de 2019 con el candidato a vicepresidente Miguel Pichetto diciendo: "Los argentinos juntos somos imparables”. Es un intento de convencer al electorado de que no solo será capaz de terminar su mandato -algo que no pudo lograr ningún presidente no peronista desde los años 70- sino también de que el esfuerzo de continuar luchando contra una inflación de cerca del 5 % mensual a comienzos de 2019, una recesión total, el aumento del desempleo y la volatilidad económica, política y social vale la pena. "Lo que está en discusión en la campaña es justamente eso: si Macri fracasó porque sus ideas de apertura económica son erradas, y solo logró endeudar al país, o si este es un proceso costoso pero necesario de estabilización que va a llevar tiempo, pero que no hay que abandonar a mitad de camino”, señala el politólogo. "Lo que al gobierno de Macri le falta hacer y lo que le debe a la gente es explicarle las medidas a la gente y comunicar mejor sus medidas de política económica", añade.
El panorama económico preelectoral en Argentina es sumamente complicado. El peso argentino se devaluó en más del 50% en 2018, y la tasa de interés anual aumentó en 2019, por momentos, superando el 60%. A pesar de que el dólar se ha estabilizado, después de desbordarse y superar los 50 pesos, y de que sigue a la baja, el titular de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, advirtió sobre efectos desfavorables de una disminución del tipo de cambio basada en la venta continuada de reservas. Acevedo culpó a las tasas de interés extremadamente altas de un posible escenario de atraso cambiario, ya conocido en Argentina. Además, el dólar podría sufrir otra vez un aumento antes de las elecciones, cuyas consecuencias podrían estar preocupando en este momento al presidente.
Los ciclos económicos de Argentina y la UE. Los ciclos opuestos de la economía argentina también se reflejan en sus relaciones comerciales con Europa. El acuerdo del Mercosur con la UE "llega en buen momento para Macri como impulso a las reformas”, según Novaro. "Es una invitación, un estímulo a seguir por este camino de reformas de mercado, de apertura, de estabilización”.
¿Qué rumbo tomaría la economía argentina de cara a Europa si ganase la fórmula Fernández-Fernández? ¿Caería en otra fase de proteccionismo "salvaje” o sería más moderado el modelo económico de cara a la Unión Europea? Según Novaro, "se cree que Alberto Fernández intentaría ir por una vía más moderada que el kirchnerismo. Si bien critica el acuerdo con la UE, en el fondo está de acuerdo, y tal vez intente un giro al estilo de Menem”, subraya. Sin embargo, el analista no cree que eso sea viable "porque de ganar las elecciones, Fernández no tendría el poder que tuvo Menem y fracasaría”.
De acuerdo con el politólogo y profesor de Ciencia Política de la UBA, de ser reelecto, Macri no solo seguiría con su curso de reformas y no cerraría los mercados, sino que llevaría adelante su convicción de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) le dan los recursos y la presión necesaria para mantener al país en la vía de las reformas de mercado. El FMI amplió la ayuda económica a Argentina a US$57.100 millones. "Pero siendo Macri, como siempre, demasiado optimista con respecto a sus posibilidades, pienso que podría también tener problemas, ya que, si gana, gobernaría en minoría, con el peronismo controlando todas las provincias”, sostiene.
Con respecto a ciertos temas controvertidos en el acuerdo Mercosur-UE, como el cultivo de soja transgénica en Argentina con el uso indiscriminado del glifosato, Novaro opina que "todos estos acuerdos son una ingeniería de infinitas cláusulas" que se negociarán durante los próximos años o décadas. "Lo importante es si la economía argentina se adaptará, sumándose a ese proceso, o si no le interesa el desafío y prefiere otro camino. Esa es la disyuntiva ante la que está hoy Argentina, y se corresponde bastante con la disyuntiva política”, concluye.