El neurólogo vascular, jefe de la Unidad de TELEACV del servicio de salud metropolitano Sur en Santiago de Chile, explica que se está haciendo respecto a los tratamientos en torno al accidente cerebrovascular y cómo la telemedicina está influyendo en mejores resultados para los pacientes.
En el marco de la prevención de los accidentes cerebrovasculares (ACV) es que se lanzó en Chile un programa internacional, patrocinado por la Organización Mundial del ACV, cuya finalidad es reducir la cantidad de muertes de los pacientes que padecen este mal.
“Angels” es su nombre y ya se ha implementado en Europa con muy buenos resultados. La iniciativa privada busca influir en los especialistas y centros médicos para que mejoren la forma de tratarlo, protocolos y conocimientos relacionados a la lesión, que de ser tratada de manera oportuna puede dejar muy pocas secuelas, no así si el paciente pierde mucho tiempo en asistir a la emergencia de un hospital o clínica.
El Dr. Eloy Mansilla, neurólogo vascular y jefe de la Unidad de TELEACV del servicio de salud metropolitano Sur en Santiago de Chile, es uno de los participantes de este proyecto y comenta su experiencia frente al ACV y cómo la telemedicina ha ayudado a los nosocomios a tratarlo en caso de no tener médicos especialistas en la materia.
-¿Cómo se implementó el sistema de telemedicina para tratar el ACV el que Ud. dirige?
- Lo de la telemedicina en ACV es relativamente nuevo. Nosotros partimos el año 2016 ya funcionando como unidad entre el Hospital Barros Luco y el Hospital El Pino. Fue como un piloto que hicimos con dos centros hospitalarios de la zona sur de Santiago. Una iniciativa completamente local. Después recibimos cierto apoyo del ministerio de Salud en el sentido de que nos ayudaron a contratar más personal y ahí nos empezamos a expandir. En estos momentos estamos cubriendo el Hospital El Pino, el de Talagante, de Quillota, de San Antonio, de Vallenar, de Copiapó y el de la Isla de Pascua. Así que es una red en extensión geográfica bastante grande. Además estos centros logran estándares de calidad en atención tanto o incluso mejores que muchos de los hospitales que tienen todo el sistema presencial. En este momento el sistema de telemedicina de la unidad de TELEACV está funcionado bien. Aparte de esta unidad existen otras iniciativas que también han sido de iniciativa propia, como en el Hospital de Magallanes que tiene una iniciativa con el de Puerto Natales y los colegas del Hospital de Talca, que también tienen algunas iniciativas de TELEACV que les ha funcionado bastante bien. Y a esto se suma, paralelamente el proyecto del Gobierno, “Hospital Digital”.
- ¿Están los médicos en Chile bien preparados para tratar el ACV?
- Sí, en general hay buena docencia con respecto al reconocimiento en lo que hay que trabajar es en reconocimiento rápido de una patología como un infarto al corazón, donde tengo que saber pronto lo que tiene, entonces hay que trabajar un poco en eso y en aceitar más los equipos de trabajo. La idea es que todos trabajen rápido, bajo protocolos y con la convicción de lo que están haciendo y de que su trabajo importa para el paciente. Por ejemplo, un tecnólogo médico que es quien toma el escáner tiene que tener la conciencia de que el trabajo que tiene que hacer es rápido, no puede hacerlo en 10 minutos más como sería una fractura. Tiene que ser ahora (un ACV mata 2 millones de neuronas por minuto), entonces hay que crear conciencia en los equipos para lograr fluidez y rapidez, y resolutividad en el manejo del ACV.
- ¿Cuánto demora una atención de un paciente que llegue de emergencia por esta situación?
- Cada parte del proceso tiene un tiempo y todo eso se mide. El más importante es el tiempo “puerta-aguja”, que es entre que el paciente cruza el umbral de la urgencia del hospital hasta que se le inyecta el trombolítico (medicamento que se usa en la trombolisis para descomponer los coágulos en los vasos sanguíneos). En el caso que sea un ACV isquémico, debieran pasar menos de 60 minutos. Ese es un estándar de calidad que establecieron los norteamericanos en sus guías de ACV. Aquí en Chile en el programa de TELEACV lo logramos. Hay otros hospitales que también están bastante bien en eso. El tiempo que se debería demorar un escáner no debería ser mayor a 20 minutos, entre que el paciente llega y se lo realiza. Eso está dentro de los protocoles de calidad. Mientras más cortos sean esos tiempos va a ser mejor para el paciente y para el equipo, que va a tener menos complicaciones y mejores resultados. El escáner es lo que define cómo llega el paciente. No se puede definir clínicamente si es una hemorragia o un infarto. Eso la hace la máquina. Lo que sí se hace antes es optimizar el estado cardiovascular del paciente, estabilizar su presión, la saturación de oxígeno, la glicemia, etc.
- ¿Cuántos ACV tratan en el área que Ud. maneja?
- En estos momentos la unidad de TELEACV está viendo cerca de 600 a 700 pacientes por año. Llevamos más de 1.200 a 1.300 pacientes atendidos desde que nos conformamos y hacemos año a año más o menos 120 a 130 trombolisis. La proyección que tenemos para el 2019 es realizar cerca de 150. Hemos aumentado porque ha crecido el número de hospitales y a su vez, porque los protocolos de velocidad han ido mejorando.
- ¿Se pueden prevenir los ACV?
- Una de cada 6 personas en el mundo va a tener un ACV. Eso significa que en nuestras familias normalmente va a haber al menos un integrante con ACV y con todas las secuelas que eso significa. Hay una cifra que es antigua pero que sirve para la actualidad todavía. Lamentablemente, más o menos en un 20 a 30% de personas que sufren ACV, tomando el global (isquémico y hemorrágico) va a morir, dentro del primer mes o primeros dos meses de ocurrido el evento. En otro 20% se estima que quedará sin secuelas por historia natural, que son las crisis isquémicas transitorias o los ACV muy leves. Y hay otro porcentaje intermedio que es como el 40%, que es el que siempre tratamos de pelear. De ese porcentaje nosotros tratamos de rescatar a la mayor cantidad de pacientes posibles con trombolisis, para que queden sin secuelas. En estos momentos la tasa de trombolisis reportada por el ministerio de Salud en términos verbales, es súper baja, de 2%. Eso significa que sólo el 2% de los ACV isquémicos están siendo trombolizados. Si uno va a casos por hospital hay centros que tienen 6% o 7%. En el sistema de TELEACV, tenemos un 12% lo que nos convierte en una de las más altas del país. La Clínica Alemana tiene una tasa mucho mas alta, cercana al 20%. Entonces hay asimetrías por hospitales, pero en los públicos podemos hacerlo bien, mejorando los protocolos.
- ¿Es importante empezar a formar a los médicos generales en ACV?
- En estos momentos legislación es bien clara. La trombolisis la puede indicar sólo el neurólogo, ya se de forma presencial o asistido por telemedicina. Lo que pedimos hacer con los médicos generales es dejarlos capacitados para ejecutar el procedimiento asistido por el neurólogo a distancia y en eso hay mucho trabajo por hacer aún. Yo soy profesor de la Universidad de Chile y ahí nos preocupamos bastante de que los alumnos adquieran lo que se llaman competencias, tal vez no profundizar tanto en teoría en la fisiopatología, sino que darle herramientas prácticas para poder resolver el problema. En eso estamos ahora, en la formación y el desarrollo de competencias para ACV.
- ¿Qué ocurre con los centros médicos que no están capacitados para hacer trombolisis?
- En ese momento lo que debiera hacer el hospital es trasladar a ese paciente a un centro que tenga capacidad y debería activarlo por ley de urgencia. Ahora, ojalá no haya que llegar a esa situación. Entonces si el hospital se ve en la encrucijada y dice ‘bueno, no voy a tener especialistas en la urgencia’, pongo telemedicina o hago un sistema de derivación automático a otro hospital. Afortunadamente en Chile tenemos la ley de urgencias, que significa que uno puede ser atendido por un ACV en cualquier lugar donde llegue.
- ¿Cómo está la región en el tratamiento del ACV?
- Quizá los más avanzados sean los brasileños, que tienen un sistema de unidades cardiocerebrales que han desarrollado y han andado bastante bien y tienen publicaciones de telestroke (telemedicina para ACV) hace tiempo y después venimos nosotros (Chile) con un sistema más ventajoso que el de ellos, porque es más nacional. Chile es un país más pequeño, por lo que podemos hacer más cosas y hasta el momento hemos tenido logros impensados hace cinco años atrás. Nuestras tasas de trombolisis, telemedicina, trombectomía, son cosas inesperadas, así que hemos avanzado mucho. Sólo creo que nos falta un poquito más de organización.