Al igual que todo emprendedor que pertenezca a un equipo, estos otros emprendedores también deben encarar problemas. A continuación, un análisis de sus capacidades y consejos para no cometer errores en el camino.
Sin duda que convertirse en el propio jefe, con la capacidad de organizar sus tiempos y trabajar desde donde sea, es un anhelo que va creciendo conforme pasan los años y nuevas generaciones se rebelan ante horarios y jefaturas.
Claro está que no sólo son los más jóvenes quienes se empeñan por trabajar de forma independiente, pero sí son a los que más se identifica con el emprendimiento. “Los Millenials se han caracterizado por buscar hacer las cosas de forma diferente a las tradicionales, y el trabajo es un aspecto en el cual quieren innovar. Si se pregunta a los jóvenes en Chile, más de un 80% desea formar alguna vez un negocio propio”, dice Mario Mora, CEO y fundador de FirstJob.
Pero parece que este tema es más bien un fenómeno cultural y de mercado, según explica Juan Orlandi, gerente general de Magical Startups, quien dice que se están dando algunas particularidades que generan un círculo muy natural: más empresas tempranas están abriéndose paso en el mercado, beneficiando la economía, el Gobierno chileno ha aumentado el capital de fomento asociado, y culturalmente se ha vuelto más “admirable” el emprendedor que el gerente de una empresa tradicional.
Tanto Juan Orlandi como Mario Mora, coinciden en que toda persona que decide trabajar de forma freelance se puede catalogar como emprendedor. “Por definición estricta según la real academia, emprender es:"Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro" y la concepción que manejamos no dista mucho de esto, el hecho de que la mayoría de los emprendedores que vemos trabajen con un equipo no significa que el que no lo hace no esté emprendiendo”, dice Orlandi.
Y no son pocos los incentivos que tientan a las personas a ser sus propios jefes. La tecnología y la calidad de vida son dos de estos, pero también ayuda el mayor acceso a información, “que ha permitido que muchas personas desarrollen conocimientos que pueden poner a servicio de otros, ampliando la oferta al mismo tiempo, esto es especialmente cierto en el ámbito del software y la electrónica, entre otros”, dice Orlandi.
Pero emprender bajo esta modalidad no es sencillo, se requiere de habilidades y de ingresos, pero sin duda lo que los define -que es el trabajo individual- también les juega en contra. De acuerdo con el gerente general de Magical Startups, uno de los problemas es la pérdida de objetividad. “Un emprendedor solo corre un gran riesgo de perder objetividad con respecto a lo que hace, y si su producto o servicio está abordando necesidades de mercado o no. El simple espacio de discusión con un socio que comparta motivaciones y compromiso con el proyecto, aporta muchísimo en términos de visión y de mantener un cable a tierra, para que no termine invirtiendo mucho tiempo y dinero en una idea que es maravillosa para sí mismo, pero para nadie más”, dice.
Para evitar esto, lo ideal es que los freelancers posean ciertas habilidades, como “alta tolerancia a la frustración, una gran capacidad de aprender rápidamente de sus errores y talento innato para la venta”, dice Mora de FirstJob.
A esto se suma que, en general, al emprender de forma independiente existe el riesgo de adolecer de algunas de las habilidades que se necesitan, como comerciales, técnicas, analíticas, sociales, entre otras. Orlandi dice que encontrar esto en una sola persona es muy difícil. “Las incubadoras de negocios y fondos de inversión, por lo menos en Chile, nunca invertirían en un emprendimiento de una sola persona, a menos que fuera con el plan de armar un equipo, que es lo que hacen las 'company builders'”, dice.
Si usted es un emprendedor freelance, a continuación Orlandi y Mora entregan algunos consejos para que siga adelante sin cometer errores:
1. Emprender en negocios que conozca. Que posea experiencia en esa área o una red de contactos que le permita generar sus primeras ventas.
2. Buscar retroalimentación. Es ideal que dé a conocer su idea y reciba mucho feedback antes de dar cada paso, porque la inversión personal es alta y es necesario disminuir la probabilidad de desarrollar algo por lo que el mercado no está dispuesto a pagar.
3. Dibujar la hoja de ruta a futuro. Es conveniente preguntarse qué visión tiene para el negocio. Entender si el crecimiento potencial de éste queda limitado o no por el hecho de empujarlo solo. Si es así, hay que saberlo con anticipación para tomar acciones proactivas y no reactivas.
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