Los expertos concuerdan en que son sus maestros, quienes son tratados como agentes de cambio nacional.
Eleconomista.com.mx. El éxito del país asiático radica en sus maestros, quienes son tratados como agentes de cambio nacional y, por ende, se les permite exigir en demasía a sus alumnos.
El Índice de Competitividad Global 2015, elaborado por el Foro Económico Mundial, coloca a Singapur como el segundo país –de 144 naciones– más innovador, al presentar los mejores resultados por su desempeño en estabilidad institucional, bajos niveles de corrupción, innovación y altos índices de educación en su fuerza laboral.
Es precisamente este último rubro donde sobresale: “una de las universidades más innovadoras en el mundo es la de Singapur, donde el gobierno decidió poner 3,000 millones de dólares para crear la institución y pedir ayuda al MIT para configurarla”, expone Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey, durante su intervención en el 2° Congreso Internacional de Innovación Educativa 2015.
El éxito educacional del país asiático, agrega, radica en sus maestros, considerados personas capaces de construir una mejor nación, de ahí la libertad de exigir resultados sobresalientes a sus estudiantes, quienes a su vez destacan en pruebas a nivel internacional.
Para Salvador Alva, Singapur es ejemplo de una verdadera revolución educativa, proceso por el que México debe atravesar: “la habilidad que se requiere en las universidades es la del pensamiento crítico que ayude a reinventar las instituciones y se enfoque en cómo resolver problemas en la vida y las organizaciones”, explica.
Lo que se busca es que las universidades sean el binomio perfecto –de profesores y alumnos– donde se desarrollen proyectos que transformen sectores estratégicos en México.
El presidente del Tec de Monterrey replica la frase del filósofo estadounidense J. Dewey, “si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñábamos ayer, prácticamente les estamos robando el futuro”, y complementa al decir que el reto está en equipar a los jóvenes con las herramientas necesarias para enfrentarse a los cambios tecnológicos que se avecinan. Además, se resalta la importancia de formar líderes capaces de afrontar todas estas transformaciones.
Así, concluye su intervención con un cuestionamiento que pide reflexionar: como entidades educativas, ¿realmente les estamos enseñando a los jóvenes a que aprendan por sí solos para que puedan transitar los siguientes años de vida?
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