El escritor argentino sigue sorprendiendo: una joya cortazariana perdida se recupera.
El cuchillo, la traición y el tango son ejes de "La puñalada/El tango de vuelta", el libro póstumo de Julio Cortázar y el artista Pat Andrea, publicado el 15 de febrero de 1984, un día después de que fuera enterrado el autor de "Rayuela". Se trata de una joya editorial que estuvo pérdida y que ahora se recupera para el público lector.
El libro de Julio Cortázar, que el próximo 26 de agosto hubiera cumplido cien años, saldrá a circulación en el mercado editorial en septiembre próximo y será publicado por Libros del Zorro Rojo, como una de sus novedades estrella y en una bellísima edición que respeta el formato original y que se enriquece con un epílogo de Enrique Vila-Matas.
Así, este libro, que tiene una historia detrás digna también de una novela, reúne las imágenes y dibujos del artista holandés Pat Andrea (La Haya, 1942) con un texto de Cortázar, un cuento que entregó a Andrea bajo el título "El tango de vuelta" , la historia de un crimen en Buenos Aires plagada de matices con un final de muerte, venganza y desamor.
"La puñalada/El tango de vuelta", que tiene una historia llena de azar y accidente, según relata Alberto Sotelo, el editor de Zorro Rojo, comienza con la llegada del artista holandés Pat Andrea a Argentina en 1976, justo un día después del golpe militar del general Videla, unos hechos violentos y represivos de los que el artista será testigo en los meses posteriores.
Y unos sucesos que años después el pintor recordará a su regreso definitivo a Europa en una serie de dibujos inspirados en la puñalada, el tango y los ecos de Argentina bajo la bota de los torturadores que se tradujeron en un total de 35 dibujos a lápiz, carbón y acuarela.
A partir de ahí, el artista conecta con su amigo Julio Cortázar, impulsado por la galerista belga Elisabeth Franck para que le hiciese un prólogo para el libro. Cortázar quedó fascinado y meses después le dio el cuento El tango de la vuelta, que antes había aparecido en el libro de cuentos del escritor argentino "Queremos tanto a Glenda", con el título de "Tango de vuelta".
De este libro se publicaron dos ediciones en holandés y francés, de 400 ejemplares, pero cuando la galerista Franck se disponía hacer la publicación en castellano y en inglés, sufrió una crisis de la que no se recuperó dejando los libros ya editados en una especie de limbo e incógnita.
Y no será hasta el año 2000, cuando otra galerista -Eugenia Niño- recupera casi por casualidad 240 ejemplares escritos en lengua española y olvidados en un almacén de Miami. Y los expone en su galería Sen, de la calle Barquillo de Madrid, los 35 ejemplares correspondientes a cada uno de los dibujos.
En el epílogo de este libro ilustrado que sale ahora a la calle, el escritor Enrique Vila-Matas, bajo el título "Puñales en la sonrisa", recuerda la crónica del periodista y escritor Ricardo Bada, relatando cómo fue el hallazgo de estos ejemplares por parte de Niño.
Y también cómo se quedó Cortázar cuando vio los dibujos de Pat Andrea. “Era como para quedarse de piedra —dice—, aquellos dibujos de Pat se complementaban en un tango pasional perfecto con la historia que había narrado Julio, la ilustraba misteriosamente a la perfección, de modo que Julio decidió cambiarle ligeramente el nombre al cuento —de "Tango de vuelta" pasó a "El tango de la vuelta".
“Y cedérselo a su amigo dibujante —continúa— para que en una interesante nueva vuelta de tuerca bailaran el tango de la casualidad, el tango de las coincidencias, el tango de lo idéntico vivido en dos apartamentos diferentes: el tango reo de dos dioses que crean el mismo mundo desde dos sitios distintos”, dice.