Investigadores han descrito un nuevo mecanismo molecular que favorece la presentación de antígenos por parte de los macrófagos a los linfocitos T CD4. Este proceso es necesario para crear respuestas inmunitarias y de memoria eficaces y también es relevante en el rechazo de trasplantes y en las enfermedades autoinmunes.
El equipo de Cristina López-Rodríguez y Jose Aramburu, científicos del departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), ha identificado un nuevo mecanismo que favorece la presentación de antígenos por parte de los macrófagos.
Los macrófagos son células del sistema inmunitario que actúan a modo de sensores dentro de los tejidos en los cuales se encuentran. De este modo, regulan la integridad de los tejidos tanto para facilitar su funcionamiento en condiciones normales como cuando existe una enfermedad.
Una de las funciones de los macrófagos es presentar los antígenos que encuentran en los tejidos —que son sustancias externas que pueden hacer que se desencadene una reacción inmunológica— a los linfocitos T. Este proceso es necesario para crear respuestas inmunitarias eficaces y de memoria y también es relevante en el rechazo de trasplantes y en las enfermedades autoinmunes.
En un artículo publicado en el Journal of Experimental Medicine los investigadores describen un nuevo mecanismo molecular que favorece la presentación de antígenos por parte de los macrófagos a los linfocitos T CD4. Concretamente, han descubierto que los genes que se encargan de expresar las moléculas presentadoras de antígenos en los macrófagos se activan por la proteína NFAT5.
Nuevas funciones de la proteína
NFAT5 es una proteína conocida principalmente por su función en la adaptación de las células a ambientes de elevada salinidad. Estudios recientes del grupo han desvelado nuevas funciones de esta proteína, como la regulación de la expresión de genes en células inmunitarias en diferentes contextos.
Utilizaron injertos de piel en ratones como modelo porque la presentación de antígenos forma parte del proceso de rechazo de los trasplantes de un organismo a otro. Por un lado, en los ratones normales se producía un rechazo cuando le hacían un trasplante de piel procedente de otro ratón. Pero en los casos en los que los roedores donantes tenían macrófagos deficientes en NFAT5 los injertos podían sobrevivir más tiempo.
“Nuestros resultados, en concordancia con lo que observamos en los ensayos in vitro, muestran que eliminando NFAT5 se interrumpe la comunicación entre macrófagos y linfocitos T, estos últimos no se activan y por eso se atenúa el rechazo de los trasplantes de piel”, detallan los autores.
En este estudio también han participado científicos del Centro de Investigaciones Biológicas, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, la Universidad Complutense de Madrid y del animalario del Parque de Investigación Biomédica y el Parque Científico de Barcelona.