Las sugerencias surgidas en el encuentro “El reto de comprar y vender en China hoy”, abordan desde factores idiosincrásicos hasta económicos y legales.
Aunque aún no alcanza el sitial de la primera economía del mundo, China es hoy uno de los motores de la actividad global. Con una población que supera los 1.300 millones de habitantes y un crecimiento promedio del PIB por encima del 8% anual, no es casualidad que sea conocido como el gigante asiático y como un país con un poderoso atractivo para las empresas y las inversiones.
Sin embargo, si se quiere triunfar y disminuir los riesgos, antes de emprender en la lejana nación oriental es necesario conocer algunas de sus particularidades económicas, legales y culturales. Es por ello que, en la jornada de comercio internacional “El reto de comprar y vender en China hoy”, desarrollada recientemente por el Instituto Internacional del Conocimiento Empresarial (IICE) y la escuela de negocios ESCP Europe, se entregaron diez elementos clave para invertir con éxito en ese país.
En primer lugar, se recomendó paciencia. El modo de hacer negocios en China es muy distinto al conocido en el occidente y, por ejemplo, antes de cerrar un acuerdo es bastante normal esperar al menos tres meses. En ese lapso, hay que ganarse la confianza del socio local. Otra sugerencia es evitar los malentendidos a toda costa, respetando las formas de operar que los emprendedores del gigante asiático mantienen en los negocios. Por esto, si no se habla el idioma, lo mejor es disponer de un intérprete.
El tercer factor es comprender que, a pesar de las grandes dimensiones territoriales, la nación asiática eliminó las barreras comerciales interiores para impulsar la economía, lo que debe ser interpretado como un elemento a favor de los emprendedores foráneos, quienes deberán enfrentarse a un único mercado y no a muchos de carácter regional. En cuarto lugar, en el seminario se recomendó que, entre los tres visados existentes en China (turista, de negocios y de trabajo), el inversor que trabajará por una temporada en ese país solicite un visado multientrada para tres meses para, una vez culminado ese período, cambiarlo por una visa de trabajo, que pérmite una estancia más prolongada.
Según indicó LaInformación.com, tener un social local eleva las posibilidades de éxito y de seguridad. En sexto lugar figura la necesidad de conocer al detalle qué productos son muy aceptados en la plaza china y, por cierto, aquellos que no se pueden comercializar.
La séptima regla es: ¿Redes sociales? Sí, pero con cuidado. Lo que sucede es que, si bien los chinos usan estas plataformas, el Gobierno local mantiene bloqueadas Facebook y Twitter, las que son sustituidas por sitios propios como Renren y Sina Weibo. Y aunque Linkedin funciona sin problemas, tiene un gran competidor llamado Tianji. Cualquiera sea la que se utilice, los contenidos deben ser mesurados para no herir las susceptibilidades de las autoridades o la población.
China es un país emergente. El poder adquisitivo de sus ciudadanos se ha multiplicado por 92 desde la década de 1970 y la pobreza ha observado una dramática disminución desde el 98% al 37%. Con esto, la clase media se ha incrementado ostensiblemente, aumentando con ello la demanda por productos de gama media-alta. No hay que olvidarlo.
Además de todo lo señalado, lo mejor es efectuar los pagos siempre con garantía bancaria, cotizando las diversas posibilidades de financiamiento y analizando variables como el riesgo del país, costos y las experiencias de otros. Por último, el emprendedor tiene que considerar que el chino no es un mercado sencillo y no sólo por factores indiosincrásicos, sino que por los desafíos que el país debe enfrentar en el mediano plazo en ámbitos como el impulso al consumo interno, la creación de un sistema de seguridad social, reforma sanitaria, migración de los desempleados del campo a la ciudad, una población que envejece y la conflictividad social.
