El diseñador de producto digital y emprendedor, Javier Loureiro, comenta los principales problemas de sus pares.
Por Jorge Cartagena para Think Big. Javier Loureiro, es un diseñador de producto digital que sabe todo lo que implica emprender, pues creó su propia empresa y fracasó en la fundación de una startup. Estas experiencias le permiten haber llegado a la conclusión de que existen patrones en torno a cuatro aspectos concretos de cualquier startup que se repiten una y otra vez a lo largo de su proceso de creación y desarrollo, que suelen derivar en errores y que tienen que ver con: producto digital, propósito, equipo y usuario.
En primer lugar, la clave de un buen producto digital reside en saber lo que la gente busca por lo que “tienes que ser capaz de colocar la información que realmente interesa al usuario en tu web”, explica Loureiro. Para él, el ejemplo perfecto de producto digital sería gov.uk, y los motivos son fáciles de comprobar. Si navegas por la web del gobierno británico e introduces en su buscador interno la palabra “passport”, los resultados que te devuelve son “cómo renovar tu pasaporte, cómo hacer uno con urgencia o cuánto te va a costar”, es decir, la información que realmente interesa al usuario.
En segundo lugar, Loureiro habla de la importancia que tiene enseñar cosas tangibles en la fase de captar dinero pues “al inversor no le importa tu esfuerzo”, sino que quiere KPI´s que le demuestren que tu proyecto es sólido. El problema es que hemos sido educados bajo la creencia de que “el esfuerzo recompensa, y la realidad demuestra que la métrica nunca es la del esfuerzo”. De esta manera, si un emprendedor no está centrado en su producto es habitual observar que cuando consigue esa atención del mercado “lo tiene todo por hacer y además le falta equipo”.
Así llega al tercer patrón, el relacionado con el equipo. Loureiro parte de la premisa de que “contratar bien es muy difícil” pero es que aunque aciertes “si la startup funciona bien y crece, la comunicación va a cambiar” y es ahí donde encuentra más problemas. Por un lado las personas -podrían ser tus amigos- con las que fundaste la empresa es posible que ya no sean las más adecuadas para seguir haciendo crecer la empresa. Y esto es algo difícil de asumir y gestionar. Por otro, la forma en la que te vas a comunicar con ese nuevo equipo de 20 personas ya no es la misma que cuando empezaste el proyecto con tus dos amigos. Gestionar ese crecimiento y que la comunicación con todos ellos sea fluida y te permita saber cómo trabajan pero también cómo se sienten es un reto realmente complicado.
Y por último, y no por ello menos importante, el usuario. El desconocimiento que las startups tienen de su público objetivo aunque resulte paradójico, es bastante habitual y es que “si tienes una carrera, tiendes a pensar que el usuario es como tú, pero la realidad es que sólo un tercio de los españoles tiene estudios universitarios”, afirma Loureiro. Llegar a conocer lo que realmente quieren tus clientes potenciales es algo fundamental como ya nos contaba Carlos Bravo hace unas semanas en este blog, pero para ello hay que realizar encuestas online y offline, salir de tus círculos cercanos y obtener feedback de las personas que realmente van a comprar tus productos.
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