Tener buenas ocurrencias por estos días es un pasaje de ida a mejores oportunidades. ¿La razón? Las empresas están buscando personas que sepan crear procesos, servicios y productos que no sean los tradicionales. Todo sea por competir. Pero ¿se puede realmente ser más imaginativo? Averígüelo a continuación.
“El buzón de ideas no existe más, porque las buenas ideas no necesitan un buzón”, dice Paula Molinari, directora del Programa de RRHH de Educación Ejecutiva de la argentina Universidad Torcuato Di Tella, y quien está convencida que esta practica se erradicó porque ningún trabajador quiere que sus ocurrencias queden en el anonimato, “todo lo contrario, mientras más públicas y reconocidas sean, mejor aún”, afirma.
Pero este empoderamiento para dar a conocer las ideas no es generalizado. Existen personas que se les dificulta bastante decir algo novedoso, ya sea porque no se les ocurre o porque le temen a la opinión del resto. Pero para alivio de varios, la creatividad se puede ejercitar. “Creo que aprender a desarrollar una capacidad para llevar esas ideas a una ejecución exitosa requiere entrenamiento, y es lo que conocemos como proceso educativo, de diseño y creativos. Tiene muchos nombres y distintas escuelas de pensamiento que lo llaman de diferentes maneras”, explica Sergio Araya, arquitecto y profesor de la U. Adolfo Ibáñez.
Así también lo afirmó en una entrevista para AméricaEconomía, Leticia Britos, quien es experta en innovación de la U. de Stanford y profesora del Stanford Technology Ventures Program. Lo que influye en que algunos sean más o menos imaginativos radica en las influencias que cada persona haya tenido.
Uno de los ejemplos que da Britos para ejemplicar cómo ciertos métodos pueden jugarle en contra a un ser por naturaleza imaginativo, es la educación. Según ella, el sistema tradicional educativo se encarga de limitar el desarrollo de la creatividad, porque se aprende la existencia de una sola respuesta. Se trata del profesor como poseedor de la solución. Lo contrario sucedería si “los sistemas educativos plantearan más problemas que tengan múltiples soluciones, para así permitir que las personas desarrollen estrategias para ver muchas alternativas posibles. Así desarrollarían un pensamiento divergente y creativo, no sólo analítico”, dice Britos.
A este freno impuesto por la sociedad se suma el miedo que causa el poder decir algo que los otros consideren gracioso. Porque mucha gente deja de dar a conocer su punto de vista por el sólo hecho de sentirse intimidado. Es en esta clase de escenarios donde el sistema de buzón funciona perfecto, pero actualmente está siendo erradicado, si es que todavía no se ha dejado de implementar totalmente. Por estos días, en las empresas se impone que las personas compitan por diferenciarse, es que se vuelve fundamental idear e imaginar. De ahí que se implementen cada vez más técnicas como el brainstorming u otras similares.
Pero no es tan simple, porque cuando se habla de creatividad y de innovación, muchas veces aplicados al ámbito empresarial, surgen dos vertientes nacidas en Estados Unidos. La primera con origen en la Costa Oeste -el Design Thinking- y la creada en la Costa Este -Shape Grammars-. Mientras esta última es una corriente cercana a un pensamiento científico, positivista, que requiere certezas, es decir, la creatividad para resolver problemas; existe otra corriente conocida como Problem Worrying, en que la concentración pasa por un proceso de cuestionamiento, de formulación de la pregunta más que llegar a una respuesta”, explica Araya. Esta vertiente no se enfoca en encontrar una solución rápidamente, sino que se encarga de replantear el problema inicial y mantener un gran nivel de ambigüedad, “que pueden dar soluciones más eficientes y con mayor potencial de desarrollo”, agrega Araya.
Un ejemplo es lo sucedido en la empresa Apple, donde se ha sostenido un nivel importante de ambigüedad hasta encontrar mejores soluciones. “Ellos fueron los primeros en diseñar el mouse. Llamaron a este proceso design thinking. El caso es que si uno hubiera querido reinventar el teclado de la máquina de escribir mediante soluciones inmediatas, seguramente se habrían creado varios tipos de teclados sin llegar a la invención del mouse. En cambio, este surge porque alguien dice: suspendamos la idea de que la solución debe ser específicamente apretar teclas, como una máquina de escribir , y pensemos en que otras cosas serían interesantes de explorar”, dice Araya.
Trabajando una buena idea
En lo práctico, varias empresas que no pueden desembolsar un cuantioso presupuesto para extensos y costosos procesos de investigación, esperan que sus empleados compartan una que otra vez una buena idea. Ellos conocen el negocio y a veces también son clientes, entienden lo que los demás esperan de esa compañía. Por algo también las organizaciones están enviando a mandos medios y altos ejecutivos a cursos de innovación y emprendimiento. El foco es imaginar y crear.
Está claro que se necesita, pero ¿cómo generar buenas ideas en la oficina? A continuación cinco ideas.
1-Reunir trabajadores de varias disciplinas: Mientras más personas con puntos de vista diferentes existan, mejor. Por lo mismo en varias Start Ups se juntan emprendedores de varias disciplinas y con ideas muy contrastantes. Sucede que en las empresas también se puede llevar esto a cabo.
2-Reconocer ideas. Una de las estrategias que ayudan bastante consiste en no castigar las ideas, sino que respetar. “La innovación está relacionada con la tolerancia al error, con la participación y el reconocimiento. Lo ideal es crear un contexto en que se aliente a la persona a decir cosas. Esto permite que los trabajadores se vuelvan más proactivos, porque sienten mayor libertad para dar a conocer ideas”, dice Molinari. Los reconocimientos pueden ser que la idea se implemente y que se reconozca públicamente, más que entregar dinero.
3-Reirse con sus compañeros. Esto tiene directa relación el entrar en confianza y no temer lo que opina el resto. Por lo mismo, se aconseja que cuando se desee generar buenas ideas, el ambiente debe ser idealmente agradable. Por ejemplo, reunir a los ejecutivos al aire libre y comenzar con una instancia de juegos. Esto ayuda a que estos se vayan soltando y puedan opinar sin vergüenza.
4-Escribir ideas en una pizarra. Cuando generamos una idea se usa mucho la lluvia de ideas, pero para lograr eso se debe estar mentalmente en el lugar adecuado y el espacio físico tiene gran influencia sobre nuestro estado mental. “Así que si estamos haciendo el brainstorming sentados alrededor de una gran mesa y una de las personas está registrando las ideas, no existe una relación entre las personas y las ideas generadas. En cambio, si se coloca un poster en la pared y todos se paran alrededor y se escriben las ideas ahí, al ver las ideas se pueden agregar más e inspirarnos. Entonces es otra la dinámica”, recomienda Britos.
Molinari también propone utilizar papeles como los post it, “que resulta ser bueno, porque todos los visualizan. Además es más fácil clasificar por rubro y categoría. En caso de que surjan ideas buenas y sencillas, pueden implementarse al día siguiente”.
5-Ambientar con músca suave. Britos explica que al controlar aspectos como la música, el humor y el estado del ánimo, hay que estar en una cierta mentalidad, pero hay que tener la disciplina de ponerse en esa mentalidad, de buscarla. “Una música que suba el ánimo y que desinhiba a las personas. Lo importante es que el equipo entienda que ese momento es de ideación, donde se generan las ideas y no se evalúan”, explica. Porque es clave para el proceso de ideación suspender o diferir el juicio para luego, en ese momento toda idea vale, porque por más descabellada o tonta que parezca es el punto de partida quizás para otra idea. Estamos generando posibilidades que luego serán evaluadas.