Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la resaca se define como “los síntomas desagradables que una persona experimenta después de tomar mucho alcohol”.
Imaginemos: Estamos en un salón donde celebramos una fiesta con amigos, conocidos y sólo buscamos pasarlo bien. Pensamos: ‘hoy me tomaré sólo dos copas, nada más’. Pero entre conversaciones, esos dos vasos se transformaron en cinco y ya, derechamente, estamos ebrios.
La fiesta termina y, de una u otra forma, llegamos a casa. Nos quitamos la ropa y nos acostamos. Si el mundo no da ‘vueltas’, todo estará bien durante la noche.
Hasta que despertamos.
El dolor de cabeza y estómago aparecen y, muchas veces, unas terribles náuseas. Un “por favor, no abran las cortinas”, se hace recurrente.
De eso se trata la resaca (también conocida como ‘caña’ en Chile) que, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, se define como “los síntomas desagradables que una persona experimenta después de tomar mucho alcohol”.
Y a pesar de que sabemos que es nuestra culpa, nos recriminamos y pensamos ¿podría morir de resaca?
Respuesta
El Dr. James Siox, director de Toxicología Clínica del Instituto Nacional de Medicina Integral del Reino Unido, que estudia qué producen los agentes externos al cuerpo en el organismo, fue claro en su respuesta.
“No. No de una resaca”, dijo el especialista a la revista Vice. Aunque advirtió que los mayores peligros tuvieron lugar durante la noche, por lo que si ya estás despierto, nada habría pasado.
“Cabría la posibilidad de consumir tal cantidad de alcohol que resultara tóxico para el organismo”, dijo respecto de las horas anteriores.
De todas formas, existen otras complicaciones, pues el alcohol altera la hormona vasopresina que evita que constantemente existan ganas de orinar.
Si eso pasa, y se va muchas veces al baño, hay pérdida de sal, potasio y electrolitos, por lo que algunos órganos se someten a un esfuerzo mayor y el cuerpo podría llegar a deshidratarse, lo que sí podría llevar a la muerte.
Desde la Biblioteca estadounidense aseguran que hay otros síntomas de la resaca que son poco conocidos: “depresión, ansiedad e irritabilidad”.
El experto explicó que, además, disminuyen las comunicaciones internas del cerebro, aunque “depende de cada persona y de las vías neuronales, pero si es propenso a la ansiedad o la depresión, una resaca podría provocar estos síntomas”.
Y más cuando el alcohol es considerada una droga depresora y produce un efecto de sedación, aunque cuando éstos se van pasando, el cuerpo metaboliza lo sobrante como un acetaldehído: un peligroso compuesto carcinógeno.
Este es el gran responsable de la resaca, pues disminuye los niveles de dopamina en el cuerpo, un neurotransmisor vinculado al “placer” y al “sentirse bien”. Es esto lo que podría aumentar las probabilidades de depresión y ansiedad.