Estudio de esa escuela de negocios analiza las principales variables, como la transformación social y el impacto de las iniciativas.
La innovación social es una pieza clave para superar los nuevos retos económicos y políticos. Esta es una de las principales conclusiones del informe “Innovación social: Caminos para el cambio sistémico”, presentado este martes por sus autores Heloise Buckland y David Murillo, investigadora y profesor, respectivamente, del Instituto de Innovación Social de Esade, en España. El estudio identificó, además, las variables que podrían hacer que este sector resultara más influyente y efectivo.
Para obtener una radiografía correcta de la innovación social que se lleva a cabo en la actualidad, los autores han seleccionado cuatro casos que ponen de manifiesto la gran variedad de tendencias existentes, que ya no se limitan simplemente a cubrir las lagunas de los servicios públicos en la defensa de los derechos fundamentales: Avaaz, una comunidad online de activismo social formada por 15 millones de miembros de 194 países; el Banc dels Aliments de Barcelona, que moviliza 7.600 voluntarios y 600 organizaciones en Catalunya; Behavioural Insights Team, un organismo independiente de la Administración británica, que incorpora la economía de la conducta en sus actuaciones, y los mercados ciudadanos de intercambio, que fomentan la economía del trueque en ocho barrios de Barcelona.
“Esta selección demuestra que la frontera entre iniciativas públicas, privadas y de la sociedad civil se está empezando a desdibujar para generar un nuevo modelo de gestión, a menudo más profesionalizada y orientada a resultados”, comenta Murillo.
Principales variables de la innovación social
El trabajo analiza las claves de estas iniciativas que pueden ayudar a superar mejor los diferentes retos de la sociedad y la economía actuales. Estas son, en primer lugar, la transformación social e impacto, en el sentido de que las iniciativas tengan como objetivo participar en los retos económicos, éticos o medioambientales actuales. Bajo este paraguas, es necesario dedicar un esfuerzo especial a desarrollar técnicas específicas para medir los resultados de estas acciones y evaluar el desempeño de sus participantes.
En segundo término, está la colaboración intersectorial entre los gobiernos, empresas y la sociedad civil para el desarrollo de mejores productos y servicios sociales. Luego, aparece la sostenibilidad económica y la viabilidad a largo plazo, pues este tipo de organizaciones, a diferencia de las ONG o de las entidades filantrópicas, se caracterizan por su estrategia de sostenibilidad financiera, su orientación a resultados, el rápido retorno de la inversión, la eficiencia y la capacidad de proporcionar una viabilidad a largo plazo.
En cuarto lugar, figura la capacidad de compartir la innovación social, pues este componente puede manifestarse de dos formas. Por un lado, está la innovación abierta, en la que los actores tienen libertad para copiar, usar y adaptar la idea, y por otro, aquella en que el conocimiento se mantiene en las manos del autor, asociado al concepto de propiedad intelectual. “Si nos interesa maximizar el impacto social, hemos de estar particularmente atentos a las iniciativas dispuestas a compartir su know-how”, dice el estudio.
Por último, está el hecho de que la innovación social debe tener la capacidad de ser reproducida y adaptada a cualquier tamaño o sector, pues muchos de los problemas sociales actuales son globales (cambio climático, desertificación o la despoblación de las reservas oceánicas) y porque otros tantos aspectos de la sociedad se han globalizado tanto a escala empresarial como gubernamental, lo cual demuestra que lo que sirve en una ciudad o país puede aplicarse también a otros.
“En el futuro, no se percibirá división alguna entre lo privado, lo público y las ONG; serán servicios a la comunidad y su relevancia no vendrá dada por su naturaleza, sino por las variables anteriores”, explica Murillo. Agrega: “Predominará la idea de excelencia, de innovación open source, su perspectiva de impacto… El interés académico de los cuatro casos es comprender las variables que se utilizan para medir los resultados de las diferentes iniciativas, para favorecer su reproducción en otros lugares".
Radiografía de la innovación social actual
A través del estudio de los casos citados, se concluye que la diversidad es uno de los factores que más influyen en la innovación social actual. Se observa una amplia variedad de tipologías, en que confluyen empresas de diferentes naturalezas y sectores que desarrollan distintos modelos de financiación y desarrollo.
A saber: 1- Las fronteras tradicionales se desdibujan, al tiempo que se forman nuevas economías híbridas en que la innovación social es el escenario de intercambio de conocimientos entre sectores de diversa naturaleza o especialización; 2- La excelencia organizacional es fundamental para conseguir el impacto social, con independencia del área en que se trabaje; 3- Huye de los modelos establecidos por el mercado capitalista a través de sistemas de financiación nada tradicionales, como el crowdfunding o el peer-to-peer; 4- El concepto de innovación abierta puede favorecer el desarrollo de estas iniciativas, aunque no tiene por qué ser suficiente ni único, 5- La definición de innovación social se está reinventando constantemente, rompiendo barreras e ideas preconcebidas.