Según un juzgado de Argentina, el exjugador le dio al señalado narcotraficante José Bayron Piedrahíta dos carros y cuatro inmuebles a cambio de bienes en Colombia.
Mauricio Serna, el “Chicho” quien jugó como volante de contención de la selección de Colombia y se consagró como ídolo en Argentina con el Boca Juniors, resultó involucrado en un caso que hoy sacude al país gaucho: la investigación por posible lavado de activos que lleva el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 3 de Morón, y que relaciona al exjugador de fútbol con un hombre que hace tres semanas fue capturado en Caucasia (Antioquia), con una circular roja de Interpol en su contra, por cargos de fraude y obstrucción de la justicia: José Bayron Piedrahíta Ceballos.
El escándalo, revelado en detalle en el diario Clarín por la periodista Virginia Messi, parte de los allanamientos y las detenciones que se hicieron de seis personas el pasado 2 de octubre en la provincia de Buenos Aires, y advierte de los nexos entre Piedrahíta y un empresario argentino de nombre Mateo Corvo Dolcet. Se trata de un proceso en el cual se indaga cómo, desde 2008, Corvo, Piedrahíta y otras personas supuestamente comercializaron bienes en el mercado argentino que habían sido adquiridos con recursos del narcotráfico, a través de siete sociedades —de algunas también era socio Piedrahíta—, una de ellas creada en Panamá.
El Espectador conoció también el auto del Juzgado Federal de Morón, en el cual aparece mencionado el Chicho Serna. El empresario Corvo Dolcet le contó a la justicia argentina que el exjugador aceptó hacer un “cambalache” con Piedrahíta, cuando éste empezaba a mostrar interés por hacer negocios en Argentina. “Piedrahíta recibió de parte de (Serna) una Land Crusier de último modelo (Bora), una casa amueblada en el Country San Diego por un valor superior a un millón de dólares, un departamento amueblado sobre la Av. Libertador (…) y dos terrenos en un Country de zona oeste de nombre Terra Vista, más dinero en efectivo”.
En el documento del juzgado, que contiene 160 páginas y fue emitido el pasado 17 de octubre, se lee que Corvo Dolcet contó que Piedrahíta se había reunido personalmente con Mauricio Serna, “quien en la instrumentación firmó la documentación respaldatoria de este intercambio de propiedades y la documentación necesaria para que el departamento de Libertador y la casa de San Diego se pudieran disponer”. Corvo Dolcet agregó que Piedrahíta, para hacerse su socio, “terminó dando esos inmuebles en parte de pago por deudas asumidas en el proceso de compra de las sociedades”.
¿Cómo se conocieron Piedrahíta y Serna? ¿Qué otros negocios han desarrollado juntos? ¿Conocía el exfutbolista de sus posibles relaciones con el mundo del narcotráfico? Este diario intentó comunicarse, sin éxito, con el exdeportista, quien actualmente preside la fundación que creó, Pasión sin Condición —la cual trabaja por la inclusión social de jóvenes de bajos recursos a través del deporte—. Serna, quien es consultado frecuentemente por medios argentinos para hablar de fútbol, no estaba disponible al teléfono y, al cierre de esta edición, no se había pronunciado sobre el tema en sus redes sociales.
El Chicho Serna ya es un conocido de las autoridades colombianas y argentinas. La Fiscalía argentina estableció que Serna había visitado varias veces a Edilson Duque Ceballos, alias Monoteto, un hombre relacionado con el jefe paramilitar Macaco y con el narcotráfico que fue acribillado en 2008 junto con Alexánder Quintero Gardner. Monoteto vivía en una casa en Ayres del Pilar, el mismo sector lujoso a las afueras de Buenos Aires donde vive el empresario inmobiliario Mateo Corvo Dolcet, su esposa María de los Ángeles Verta y su cuñado, Marcelo Pera, todos capturados por este tema.
El mediocampista colombiano tuvo su debut en el fútbol profesional colombiano en 1990 con el Deportivo Pereira. De ahí saltó al Atlético Nacional, en donde permaneció durante siete años y ganó cuatro títulos nacionales. En 1998, el Boca Juniors lo recibió y allí se volvió ídolo, ganando dos de los más importantes torneos de América del Sur: la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. Además, fue un importante líder de la selección de Colombia en los Mundiales de 1994 y 1998. Del fútbol argentino pasó al mexicano. Puebla lo recibió en su plantilla durante un año; luego volvió a Argentina con el Chacarita Juniors, Talleres y, finalmente, volvió al Atlético Nacional, en donde terminó su carrera futbolística en 2008.
Piedrahíta, el prófugo
La historia de José Bayron Piedrahíta fue divulgada en las últimas semanas por el diario El Tiempo: se trataba de un ganadero vinculado con capos de distintos carteles que ha negado con insistencia su participación en cualquier acto ilegal. Su captura, esta vez, no fue por narcotráfico, sino por la alianza que presuntamente tejió con Christopher Ciccione, un agente de la unidad de investigaciones de seguridad nacional (Homeland Security Investigations, HSI), la cual incluía en sus deberes hacer pesquisas sobre tráfico de estupefacientes. En Miami, Ciccione manejaba fuentes humanas consideradas confidenciales.
Según el indictment (acusación) de Piedrahíta, que también conoció este diario y fue emitido el pasado 21 de septiembre por la Corte del Distrito Sur de Florida, a éste ya lo habían acusado en Estados Unidos por sus supuestos nexos con el cartel de Cali. Ocurrió en 1996, “sin embargo, Piedrahíta permaneció fugitivo desde que fue acusado el 20 de junio de 1996 hasta octubre 21 de 2011, cuando la acusación fue desestimada”. Esa acusación provenía de una operación que iniciaron varias agencias estadounidenses en 1991, llamada Cornerstone (Piedra angular), para descifrar el cartel de Cali.
Para desviar la investigación en su contra, dice el indictment, Piedrahíta le ofreció al agente Ciccione una cena costosa en un restaurante en Bogotá, una fiesta en el hotel Marriot de la misma ciudad, licor y prostitutas en diciembre de 2010. A cambio, Cicione alteró documentos oficiales y “les mintió a sus supervisores y a la Fiscalía General” para que se desestimara la acusación contra Piedrahíta y para que éste pudiera volver a entrar a Estados Unidos. Mientras tanto, y a pesar de tener esa acusación a cuestas, Piedrahíta logró entrar y salir varias veces de Argentina, para pactar su “cambalache” con el Chicho Serna y con Mateo Corvo Dolcet.
En el expediente del Juzgado Federal argentino queda en evidencia que Corvo Dolcet mintió acerca de cómo conoció a José Bayron Piedrahíta. Ante las autoridades, él declaró que cuando buscaba inversores para un proyecto inmobiliario que estaba por desarrollar, conoció a Piedrahíta, “quien había venido a Argentina a principios del año 2008, aproximadamente, con una delegación de ganaderos colombianos a una exposición de inseminación artificial de ganado”. Contó que, para ese momento, Piedrahíta buscaba trasladarse con su familia al país gaucho por motivos de seguridad.
Una versión que contrasta con un documento que fue hallado en los múltiples allanamientos que se hicieron el pasado 29 de septiembre, y que también mencionó el “Clarín”: se trata de una especie de contrato que firmaron Mateo Corvo Dolcet, María Isabel Santos y Sebastián Marroquín. Estos últimos dos son más conocidos en Colombia como Victoria Henao y Juan Pablo Escobar, viuda e hijo del capo del cartel de Medellín, Pablo Escobar. En el contrato, firmado en Buenos Aires en febrero de 2011, se lee que “Santos y Marroquín presentaron al sr. Piedrahíta a efectos de que invirtiera en el proyecto de Corvo Dolcet”, a cambio de una comisión del 4,5 % del total invertido.
Lo que se sabe hasta ahora es que Mauricio el Chicho Serna podría ser llamado a indagatoria por el juez del caso, lo que significaría que queda vinculado formalmente a la investigación. Las otras dos personas en la mira de la justicia argentina son la viuda y el hijo mayor de Pablo Escobar, quienes ya en 1999 habían enfrentado un proceso por falsificación de documentos y lavado de activos, del cual salieron limpios. Lo que deja claro el documento del Juzgado Federal argentino es que esta indagación, que surgió con apoyo de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, seguirá dando de qué hablar.