Es la ventaja de Uruguay y su pequeño tamaño: las cortas distancias permiten desenchufarse del ruido capitalino en cuestión de minutos. Una excelente opción para evitar aglomeraciones en temporada alta.
Se siente en los primeros silencios, en la tranquilidad de las calles, en lo fácil que resulta conseguir asiento en un ómnibus urbano. Se reeja en las fotos de playas en Instagram, en los móviles de verano de los informativos y en la cantidad de sillas que quedaron vacías por un rato en varias empresas.
A Montevideo, enero le estalló en la cara y buena parte de los montevideanos emigraron hacia el este, otros aprovecharon su licencia para viajar al exterior y otro puñado decidió visitar familiares en el interior del país.
Pero ya sea que tienen que trabajar o que vacacionar afuera en temporada alta no es amigable para el bolsillo, para muchas personas la rutina sigue corriendo en la capital.
En este sentido, los fines de semana se convierten en la puerta de escape a la monotonía. Y ahí está la ventaja de Uruguay y su pequeño tamaño: las cortas distancias entre una y otra localidad permiten desenchufarse del ruido capitalino en cuestión de minutos.
No son necesarios grandes aprontes, reservas anticipadas o cuantiosos gastos. Alcanza con calzarse las chancletas, armarse con una buena sombrilla y conseguir una carpa para pasar un fin de semana de playa reparador. A continuación, algunos destinos destacados.
Balneario Kiyú
Para quienes preeren las playas de agua dulce, para los amantes de la pesca o para los que buscan un lugar seguro para ir con niños, Kiyú es un buen destino. Este balneario de San José –que está a una hora de Montevideo, aproximadamente– se convirtió en los últimos años en uno de los puntos más populares en la zona suroeste de Uruguay con un ambiente que se presta tanto para familias como para grupos de amigos o parejas. A orillas del Río de la Plata, la disposición geológica de Kiyú posibilita diversas actividades. Se pueden practicar variedad de deportes acuáticos, es muy utilizado para volar en ala delta y parapente y tiene montes interesantes para quienes gustan del ecoturismo y el trekking. También hay paradores con ofertas gastronómicas. Y las opciones de hospedaje resultan bastante económicas. El camping Familiar, por ejemplo, cobra US$3,98 la noche. El camping Las Acacias tiene una tarifa que varía: para mayores de 12 años una noche cuesta US$6,10, dos noches US$5 cada una y tres noches, US$4,25 cada una. Por niños que tengan entre 6 y 12 años la tarifa es de US$2,92, US$2,65 ó US$2,38 por noche. En tanto que los menores de 6 años entran gratis. Si va en auto desde la capital, el viaje hasta Kiyú es de aproximadamente una hora. La entrada es en el kilómetro 61 de la ruta 1 y, desde ahí, tiene que seguir 14 kilómetros más para llegar a la zona de la playa. Desde la terminal de Tres cruces se puede tomar un ómnibus de CITA y bajarse en Libertad (ese viaje tarda unos 50 minutos). Desde esa localidad debe tomarse luego un transporte local que lo lleva a Kiyú y lo deja en el Parador chico, donde se concentra el centro del balneario.
La Floresta
En el balneario con más antigüedad en la Costa de Oro, la naturaleza y la urbanidad dialogan en calma, y la tranquilidad que se puede conseguir en la playa se complementa con las actividades culturales y gastronómicas que se concentran en su zona céntrica. La Floresta está a una hora de Montevideo en auto y a una hora y media en ómnibus, aproximadamente. Si bien este verano no se hará la tradicional Noche blanca, cada fin de semana habrá una interesante movida cultural en el Espacio CRA con propuestas gastronómicas y artísticas (teatro, música, cine y pintura) para adultos y niños. Más allá de alquilar casas, una opción de hospedaje allí es el camping El Hidalgo, que ofrece cabañas para cuatro personas a US$17,25 (con baño compartido con el resto del camping) o cabañas más amplias, también para cuatro personas, pero con baño propio y una cama matrimonial además de las cuchetas a US$38,50. Costa Azul Pocos kilómetros hacia el este de
La Floresta
Está Costa Azul, uno de los destinos predilectos de turistas que año a año vacacionan en la Costa de Oro. Pese a la afluencia de gente, el balneario sostiene su particular tranquilidad –ideal para el descanso– y su tinte agreste. Además, ofrece playas con características bien diferenciadas. Al oeste, el mar suele estar manso y llano. Al este, las olas se prestan para surfear. Un buen paseo para hacer con niños al aire libre es Costaventura, un parque ecológico que cuenta tres hectáreas y más de 60 juegos para menores y adultos, con tirolesas, puentes tibetanos, troncos bosquimanos, actividades de escalada y ciclismo. Para salir del clásico camping, una buena opción de alojamiento en Costa Azul son las cabañas de Los Azahares (ruta Interbalnearia kilómetro 55), un complejo turístico que cuenta con piscina, actividades para niños y paseos a caballo. La distancia con Montevideo es apenas superior a la que hay para llegar hasta La Floresta.
Atlántida
Están los que priorizan destinos tranquilos como La Floresta para desenchufarse de la rutina. Pero están los que disfrutan las vacaciones –aunque sea por dos días– entre el bullicio, el gentío en las playas y el agite nocturno. Para todos ellos hay una opción que no requiere de un viaje de más de 4 horas de ómnibus, como ocurre con La Pedrera o Punta del Diablo. En menos de una hora puede plantarse con su sombrilla en Atlántida. De hecho, hay montevideanos que optan por ir a pasar el día a este balneario, porque su proximidad con la ciudad lo permite. Si no tiene auto, basta con tomarse un ómnibus de las líneas COT o Copsa –desde Tres Cruces o cualquier otro punto de avenida Italia– y arrancar temprano en la mañana para Atlántida. Para almorzar, la oferta gastronómica es potente, para darse un gusto fresco hay buenas heladerías, y para quienes eligen seguir de largo y disfrutar de la noche hay bares y boliches bailables. El Ensueño, una de las opciones más accesibles de hospedaje, cuenta con carpicabañas (con cama, colchón, luz, toma corriente y parrilla) a US$19 para dos personas y US$31,85 para cuatro. Tiene además una zona para carpas en la que se cobra US%7,16 la noche, US$5,30 cada una si se queda más de dos noches o US$2,65 si busca pasar el día.
Santa Ana
A diferencia de las opciones anteriores, Santa Ana está a más de 2 horas de Montevideo. Pero vale la pena si lo que necesita es desenchufarse por un rato del ruido capitalino. Este balneario coloniense se caracteriza por la belleza de su entorno natural y el cuidado en la limpieza de sus playas. Pese a tener algunos bares donde se puede ir a tomar algo, se trata de un lugar tranquilo que se aleja de las movidas nocturnas estridentes. Las opciones de hospedaje van desde hoteles y cabañas de alquiler hasta campings. El Club Yachting y Pesca Tarariras –que está a US$4,77 la noche para adultos, US$2,38 menores y US$3,84 cada carpa– ofrece actividades grupales de entretenimiento y tiene distintos rincones de juego para niños y adultos.
Punta Espinillo
Por último, no es necesario salir de Montevideo para disfrutar de un día alejado de la urbanidad en un entorno natural con una playa rocosa. A pocos minutos de Santiago Vázquez está Punta Espinillo, que cuenta con parrilleros, juegos infantiles, áreas deportivas y un parador. Además de la zona libre del camping municipal, está el camping privado de esta localidad que cuesta US$3,18 pesos por persona (y para menores de 5 es gratis).