Un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid ha analizado la incidencia de la patología en el país a partir de un centenar de investigaciones. El trabajo alerta sobre la falta de tratamiento rehabilitador para estos pacientes por parte del sistema público de salud.
Sinc. En España sufren párkinson al menos 300.000 personas y cada año se diagnostica un nuevo caso por cada 10.000 habitantes. Así lo revela un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el que se han revisado casi un centenar de trabajos para analizar la incidencia de la enfermedad en el país.
“La enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente tras la enfermedad de Alzheimer”, recuerda Rocío García-Ramos, neuróloga en la Unidad de Trastornos del Movimiento en el Hospital Clínico San Carlos, profesora de la facultad de Medicina de la UCM y autora principal del trabajo.
A partir de los diferentes artículos analizados, los científicos han realizado una estimación del coste que esta patología puede llegar a suponer a cada paciente. Si se emplean algunas terapias avanzadas –como estimulación cerebral profunda, duodopa o bomba de apomorfina– este puede ascender a entre 17.000 y 50.000 euros por paciente al año.
No obstante, estas personas suelen ser una minoría dentro del colectivo, puesto que solo un pequeño número de pacientes reúne los requisitos adecuados para poder optar a estos tratamientos.
“Los estudios que existen sobre costes son escasos y son más bien estimaciones que tienen en cuenta costes directos e indirectos”, afirma García-Ramos. “Hay estimaciones europeas que hablan de un coste de unos 8.000 euros al año por paciente pero no existen buenos estudios en España”, añade.
El estudio, publicado en la revista Neurología, destaca que la mayor incidencia de la enfermedad se sitúa en personas de entre 70 y 79 años. En el caso de las mujeres, la mayor prevalencia se produce hasta los 85 años.
La mortalidad de los pacientes con párkinson es del doble respecto a personas que no sufren la enfermedad y su calidad de vida se va deteriorando de forma aguda según avanza la patología. “En muchos casos la dependencia, cuando la enfermedad está muy avanzada, puede ser total y abarca todas las actividades básicas de la vida diaria”, asegura la científica.
Los principales síntomas son temblores en manos, brazos, piernas, mandíbula y cara, junto a rigidez en los brazos, piernas y tronco. Además, los pacientes se mueven con lentitud y presentan problemas de equilibrio y coordinación.
Sin rehabilitación en el sistema público
El trabajo también incluye los resultados de 40 cuestionarios enviados a neurólogos de diferentes hospitales españoles especializados en la enfermedad. Aunque en todas las comunidades autónomas existe al menos una unidad especializada en párkinson, la mayoría está formada exclusivamente por neurólogos. Salvo el Hospital Clínic (Barcelona) y el Virgen del Rocío (Sevilla), estos equipos no incluyen logopedas, fisioterapias, psicólogos ni psiquiatras.
En el sistema público de salud “no está cubierto el tratamiento no farmacológico de estos pacientes, como la rehabilitación”, denuncia la neuróloga. Son las asociaciones de pacientes las que actualmente cubren este vacío.
En la investigación también han participado la Fundación del Cerebro, el Hospital Universitario Infanta Cristina (Madrid), el Hospital Universitario Virgen del Rocío y el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED).