Un equipo de investigadores ha logrado recobrar ciertos movimientos en pacientes con paraplejia gracias a exoesqueletos robóticos y al uso de la realidad virtual.
Antonio Sabán, Think Big. Uno de los objetivos principales de la ciencia general y de la medicina en particular, sigue siendo la recuperación y rehabilitación de pacientes con daños severos en la columna y en la médula espinal, considerados irreversibles por el momento. Trabajando con realidad virtual, exoesqueletos robóticos y una interfaz robótico-cerebral, un equipo de investigadores de la Duke University ha conseguido importantes avances con ocho pacientes de un grupo de parapléjicos.
Tras un año de trabajo, han logrado que esos ocho pacientes comiencen a moverse y a sentir sus cuerpos y extremidades de nuevo, hasta el punto de que algunos pueden incluso volver a caminar con asistencia. La mitad de ellos, clasificados hasta hace poco tiempo como pacientes de parálisis completa, ahora han pasado a parálisis incompleta.
El primer objetivo de la investigación se centró en que los pacientes fuesen capaces de moverse con ayuda robótica acoplada a sus cuerpos y controlada cerebralmente, para lo que desarrollaron interfaces robótico-cerebrales. Estas detectaban señales cerebrales relacionadas con el movimiento, y las convertían en instrucciones para extremidades robóticas, exoesqueletos o miembros reales.
La aportación de la realidad virtual ha sido clave para que los pacientes se imaginaran a sí mismos caminando y moviéndose, para que pudiera hacerse realidad con la ayuda de los exoesqueletos. Por sorpresa, meses después, la realidad era mucho mejor de lo esperado, y el entrenamiento estaba sirviendo para que los sistemas nerviosos de los pacientes comenzaran a recuperarse.
Además de volver a sentir, los investigadores señalan la recuperación de movimientos voluntarios, músculos importantes y control intestinal. Para los responsables, la recuperación se debe a que el haber imaginado el movimiento de nuevo reactivó circuitos neuronales que habían sobrevivido a los daños, pero que aun así se habían “dormido”. Es una teoría que tiene fuerza, pero que no la exime de ser comprobada científicamente.
Si se demuestra correcta, el grupo trabajará para reanimar pacientes de manera más económica, siguiendo los mismos principios de entrenamiento cerebral, con, esta vez, el añadido de inyecciones de células madre que reparen y reactiven el funcionamiento.