El novedoso envase es uno de los más confiables para mantener las cualidades sensoriales del vino, potenciando la intensidad de sus sabores. ¿Están los puristas de acuerdo?
La actual tendencia del consumo de tragos en formatos cada vez más prácticos, principalmente debido a la creciente oferta del mercado nacional, ha impulsado a muchas viñas locales a realizar constantes innovaciones en sus procesos y aplicaciones, permitiéndoles entregar un producto de buen sabor y calidad.
Según Vinos de Chile, entre 2011 y 2018 el consumo de espumantes se incrementó en un 120%, comercializando un total 20 millones de litros en el último año de este periodo. Es fin de año de seguro esa demanda se mantendrá debido a las celebraciones y a la llegada del verano.
Según cuenta la subgerente de Negocios Vitivinícola y Alimentos de INDURA, Claudia Sánchez, últimamente las viñas han realizado importantes innovaciones en el desarrollo de productos carbonatados en diferentes formatos, como la implementación de sistemas de enlatado de vinos.
“Hemos participado principalmente en apoyar con asesoría técnica en la aplicación efectiva de los gases, asegurando que el gas utilizado por las viñas sea el adecuado en los distintos procesos”, explica. Revela que la compañía ha tenido mayor incidencia en los últimos dos años, asesorando y orientando a la industria vitivinícola a través del conocimiento técnico para medir la incorporación de anhídrido carbónico (CO2) disuelto y el nitrógeno líquido en vinos enlatados.
“Nos hemos vuelto aliados en esta materia, dado que cada tipo de vino sin carbonatar; espumantes, frizzantes, sangrías y otros cócteles a base de vino, requiere una dosis específica para que el consumidor disfrute de una excelente calidad y propiedades”, detalla Sánchez. Agrega que dichas propiedades tienen que ver con las sensaciones de efervescencia en el paladar cuando se consume un espumante, las cuales son aportadas justamente por las burbujas de CO2.
Enfatiza en que “los beneficios del CO2 se relacionan con las propiedades organolépticas -sensoriales- del vino, pues con la aplicación de estos gases logramos mejorar la frescura, aumentar la acidez y su dulzor intrínseco, potenciando la intensidad de sabores al momento de la degustación”.
Finalmente, considerando que algunos consumidores más tradicionales tienen cierta desconfianza de los espumantes en lata -por creer que debe ser servido estrictamente en copa de vidrio para champaña-, la especialista aclara que “las latas como envase hoy son de los formatos más confiables para mantener las cualidades sensoriales de los productos”.
“Es completamente hermético, no permite la entrada del oxígeno, evita la oxidación y también protege de la luz; por lo tanto, está dentro de las tareas más importantes de la industria del vino la validación paralela del formato lata, por su consumo individual y facilidad para enfriar y trasportar”, destaca.