Beatriz Navarro, del Departamento de Investigaciones del BID, refiere sobre las barreras que hay que superar para emprender.
COLOMBIAINN. El emprendimiento en América Latina crece de manera acelerada. Según el Global Entrepreneurship Monitor, 4 de cada 10 jóvenes de la región manifiestan su interés de echar a rodar una idea de negocio. Sin embargo, para Beatriz Navarro, del Departamento de Investigaciones del BID, para minimizar los riesgos de fracasar es importante conocer las barreras que hay que superar. Ella las resume en cinco.
1. No todos los emprendedores son los genios del internet
Para la consultora es importante derribar el mito que contribuye a pensar que todos los emprendedores son Steve Jobs.
Aunque la mayoría de emprendedores en la región buscan replicar el éxito de Google y Facebook, Navarro sostiene que es importante revisar el contexto en el que se desarrollan las ideas de negocio, pues esto puede cambiar radicalmente su buena aceptación dentro del mercado.
Señala, además, que en el caso de Latinoamérica es clave revisar que a diferencia de otras regiones, donde la mayoría de ideas de negocio provienen de jóvenes bien preparados, en esta latitud del planeta el mayor porcentaje de emprendedores nace por la necesidad, lo que dificulta el acceso a las nuevas tecnologías y les obliga a operar de manera informal.
Para la investigadora, las políticas públicas deben promover sinergias para vincular a los emprendedores, especialmente de bajos recursos, a un mejor acceso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. TIC.
2. No existe una política de fomento al emprendimiento “uni-talla”
Desconocer el ´espíritu´ de cada emprendimiento provoca, según la analista, diseñar políticas generalizadas que pueden dificultar la asesoría y movilización de recursos para los emprendimientos.
Un planteamiento que coincide con la investigación: ´Emprendimiento e innovación en Colombia: ¿qué nos está haciendo falta?, realizada por la Universidad de Los Andes, señala que una de las principales barreras que tienen las empresas para alcanzar su pleno desarrollo es la ausencia de interlocutores que logren interpretar los requerimientos particulares.
“El emprendimiento innovador es una actitud en las personas, una cultura y una capacidad en las empresas y una característica del entorno competitivo en los países. Estos tres niveles tienen que funcionar al mismo tiempo, pues cada uno de ellos se alimenta de los demás. Para lograr una sociedad más emprendedora, es necesario activar el potencial de las personas, las empresas y el contexto macro”, señala la investigación.
3. Los emprendedores carecen de contactos
Señalan los expertos que, quizás, el recurso más valioso de un emprendedor después de él y su idea innovadora es su red de contactos. Sin embargo sus inicios, en algunos casos de manera informal, limitan, también, su relación con personas o entidades que contribuyan a su desarrollo.
Navarro añade en su investigación que “promover el capital social, facilitar la comunicación y la creación de redes, pueden ser mecanismos para superar las posibles desventajas que enfrentan los emprendedores de clase media. En particular, resultan especialmente útiles los contactos globales para crear nuevas empresas dinámicas”.
4. Crear empresa en América Latina es costoso
Para la investigadora, los trámites y la burocracia son, sin duda, algunos de los principales obstáculos para los emprendedores. Por eso, reducir el tiempo y costos de incorporación de nuevos negocios, así como el cierre de estos, pueden favorecer la creación de nuevas empresas.
“En varios países de América Latina, el costo de liquidar una empresa suele ser alto, debido precisamente a estrictos procedimientos burocráticos. Los responsables de las políticas públicas deben tener en cuenta que cuando los costos de salida son onerosos, la entrada de empresas también es penalizada indirectamente. En suma, lo que dificulta el proceso de creación y cierre de una empresa puede desalentar a los emprendedores”, asegura.
5. Falta mayor educación
De acuerdo con la investigación, es claro que las oportunidades para desarrollar cualidades y capacidades emprendedoras mediante el sistema educativo pueden ayudar a compensar las desventajas relacionadas con el origen social. Sin embargo, el acceso a la educación está fuertemente correlacionado con el nivel socio económicos lo que provoca una gran brecha entre los ciudadanos de diferentes clases, limitando, también su participación en el ecosistema empresarial.
“Sin una reforma eficaz, el sistema educativo permite perpetuar – en lugar de corregir – desigualdades de ingresos y es poco probable que contribuya a la democratización del emprendimiento. Si se persigue la creación de un espíritu emprendedor a nivel universitario, resulta entonces crucial involucrar a las universidades públicas en este esfuerzo, ya que los estudiantes con orígenes socioeconómicos menos afortunados son por lo general los que asisten a las universidades públicas”, señala la investigadora.
Navarro sostiene que más allá del sistema educativo formal, pequeños programas de asistencia empresarial y programas activos del mercado laboral (que pueden o no ser administrados por entidades gubernamentales) pueden incorporar elementos de capacitación destinados a desarrollar las habilidades de emprendedores en potencia, que cuenten ya con experiencia previa en el mercado laboral, pero con educación formal insuficiente.