El emprendedor Ariel Arrieta habló con Café & Negocios sobre las situaciones a las que se enfrentan los emprendedores en cada etapa.
ElObservador.com.uy. Todos los emprendedores nacen como especialistas y se convierten en generalistas. O al menos deberían hacerlo. Esta es una premisa que para el emprendedor serial e inversor ángel argentino, Ariel Arrieta, es clave en el trabajo de todo emprendedor.
Un caso claro para entender esta transición fundamental en la vida de un emprendedor, es el de Mark Zuckerberg. De joven programador que con 20 años diseñaba y creaba la red social Facebook, pasó a tener que enfrentar los duros interrogatorios de legisladores de varias horas en el Capitolio en busca de resolver el escándalo ocasionado por la filtración masiva de datos de millones de usuarios a la empresa Cambridge Analytica. Arrieta lo tomó como ejemplo para explicar cómo ahora sus conocimientos de programación ya no son un valor agregado para su función, en la que debe resolver asuntos de todo tipo que poco tienen que ver con los que le quitaban el sueño cuando era solo el fundador de una startup.
Arrieta cofundó cinco compañías, vendió dos empresas públicas y lleva más de 20 empresas invertidas como ángel. Tras haber recorrido ese ciclo se sintió con la necesidad de transmitir los conocimientos adquiridos. Fue por eso que escribió el libro Aprender a emprender, que busca desmitificar el mundo emprendedor y servir de guía para los problemas a los que tienen que enfrentarse los jóvenes que opten por seguir este camino.
Esa transición de especialista a generalista es uno de los desafíos, pero está lejos de ser el único. Para inspirar a los lectores de Café & Negocios Next a que den el paso, el emprendedor serial recorrió las diversas etapas que atraviesa un emprendedor desde la concepción de una idea hasta que decide -si es que lo hace- vender la empresa.
Idea y compromiso
Hay quienes dicen que "tenían ganas de emprender" y salieron en busca de la idea. A otros se les puede prender la lamparita en su escritorio mientras trabajan como dependientes para una empresa, soñando, viajando. En infinitas situaciones.
Para Arrieta, los que tienen mayores probabilidades de éxito son quienes tienen conocimiento vertical en un área determinada y que eso le permita ver algo que nadie más puede ver. "Si tenés conocimiento en una industria probablemente encuentres una oportunidad de negocio que nadie haya visto antes o que alguien haya visto, pero no sepa cómo ejecutarla y que vos tengas el conocimiento para capturar esa oportunidad", indicó. "Esos suelen ser los mejores equipos", aseguró. Según el emprendedor, lo mejor es formar un equipo multidisciplinario: juntar, por ejemplo, tecnología, finanzas, administración en los fundadores para poder captar la oportunidad.
Pero si no se llega a captar la idea ni a conseguir el equipo, aconseja que lo mejor es trabajar en una startup hasta el momento de hallar la oportunidad. "Aprender con el esfuerzo de otro estando en una startup que te permita darte cuenta de cómo funcionan estas cosas", agregó.
Alinear una visión compartida, un compromiso entre todos los integrantes del equipo fundador es el desafío en esta etapa. "Necesitás dejar de lado el tiempo de familia, de amigos, asumir un montón de riesgos", dijo Arrieta, y subrayó que es peor "largar el barco" cuando ya se está embarcado, que anticiparse a los posibles riesgos antes de embarcar.
Acción
Esta es la parte en la que se pone la idea en funcionamiento, se demuestra la viabilidad del producto o servicio a ofrecer, es decir, que hay clientes dispuestos a pagar por ellos. Aquí, generalmente, el fundador renuncia a su trabajo estable y asume los riesgos de la empresa.
En esta etapa, el emprendedor se convierte en un "multifunción". "Cuando arrancan, normalmente los fundadores son como una familia, y nadie tiene un rol determinado, todos hacen todo", señaló. Sentir que es imposible delegar, considera, es normal para esta etapa, pero deja de serlo al cabo de unos años.
Cuando se aceptan trabajos buscando generar dinero sin que estos tengan necesariamente que ver con el negocio principal. El libro Aprender a emprender aconseja cuidar el valor del nuevo producto para no caer en la típica frase "pan para hoy, hambre para mañana".
Adolescencia
Todo comienza a funcionar y aparece el dinero. "En esta etapa podés demostrar a todos los que te creían un tonto por dejar un trabajo para emprender, que ahora sos lo que querías ser, que todo funciona", dice Arrieta, y agrega que en esta parte hay una tendencia de pasar a la arrogancia, a creer que nadie es mejor que uno para capturar oportunidades.
Aquí el emprendedor debe decidir hacia dónde quiere llegar y armar una lista de aquello a lo que debe decir que no -not to do list- si no quiere descarrilarse.
Es en esta etapa que se comienza la transición de especialista a generalista, es decir, alguien que pueda tomar decisiones de otros temas como impuestos, recursos humanos, ventas, y contratar especialistas para distintas áreas.
Según Arrieta, esa transición hacia convertirse en un buen generalista puede tardar unos cuatro o cinco años. "Para ser un buen fundador necesitas ser un buen especialista y para ser un CEO, un buen generalista", indicó.
El desafío es la delegación "yo-yo", dijo Arrieta. "Te delego algo pero después soy el primero como fundador en volver a tomar el control con esto. Más que enseñar, desautorizo", apuntó.
¿Cómo prepararse para ser un buen generalista?
Leer, rodearse de gente más inteligente que uno especializada en distintas áreas, lograr una gran disposición al aprendizaje. Así se logra ser un buen generalista o CEO.
"Mantener tu área de especialidad es valioso porque podés ser fuerte en las decisiones que tomaste", comentó Arrieta, y dijo que es necesario para esa preparación armar un programa de autocapacitación y dedicarle un poco todos los días.
"La formación del colegio hace que pases el 20% de tu vida estudiando para después dedicarla el 80% de tu vida a aprovechar eso que estudiaste. Ese modelo está fuera de uso. Hoy tenes que pasar el 20% cada día tratando de aprender algo y no concentrar el aprendizaje el 20% de tu vida", consignó.
Plenitud y confort
Se llegó a la cumbre de la montaña y las ambiciones crecen. En esta etapa se comienzan a buscar los mercados internacionales. Para Arrieta, lo mejor es comenzar a perseguir nuevos sueños, llevar los objetivos a otra escala, para así continuar motivando al equipo y no caer en la estabilidad o en la vanidad.
Vender la empresa: ¿Cómo saber si es la mejor opción?
En este momento es necesario preguntarse cuál es la necesidad de la empresa, y cuál es la de uno como fundador. "Si vamos hacia el mismo lugar, probablemente no tenga que venderla. Pero si empieza a demandar más esfuerzo, viajes, recursos, horas eternas que no estoy dispuesto a dedicar porque quiero balancear mi vida, comienzan los conflictos de interés y es momento de replantearse si sos la mejor persona para continuar al frente de la compañía".
Que sea o no momento de vender la empresa varía en función del tamaño de la oportunidad, el valor de mercado, si a la compañía le comenzó a ir mal o si no se está dipuesto a hacer todos los sacrificios que se requieren para sacarla adelante.
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