Investigadores analizaron por qué te has vuelto más flojo, impaciente o prudente.
Si has sentido que eres menos productivo que antes y las tareas que hacías con cierta agilidad te dan más flojera de lo normal, posiblemente te han contagiado la pereza.
Investigadores encontraron que las personas tienden a adaptarse a quienes les rodean, por lo que si te relacionas con gente floja, comenzarás a comportarte de la misma forma.
Los psicólogos del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, Marie Devaine y Jean Deunizeau explicaron que las personas suelen cambiar su carácter, de acuerdo con el tipo de personas con las que se rodea e interactúa, en lugar de tener un comportamiento fijo.
Este mismo efecto fue identificado con gente impaciente o prudente.
El estudio consistió en analizar a 56 participantes, a quienes se les asignó diversas tareas relacionadas con riegos, para estudiar la prudencia; esfuerzo, para observar la holgazanería y demora, para la impaciencia.
Para medir la impaciencia, los participantes debían elegir entre una pequeña suma de dinero pagada en tres días o una mayor cantidad que recibirían hasta dentro de un año.
Para el esfuerzo, las personas debían dominar el uso de un dispositivo entre 10% y 90%, y dependiendo de qué tan hábiles eran obtenían una recompensa.
En tanto para medir la prudencia, se les pidió elegir entre tener un 90 por ciento de probabilidad de ganar un pequeño premio en la lotería o una menor probabilidad de ganar una mayor cantidad.
Las personas realizaron estas tareas en varias ocasiones, y al momento de participar se les decía cómo había actuado el participante anterior.
Los autores de la investigación, publicada en el diario PLOS Computational Biology detallaron que "encontramos que la gente aprende de otros a comportarse como flojos, impacientes o prudentes".
Ante esto concluyeron que la actitud de las personas suele cambiar dependiendo de los demás.
Así que si últimamente te has vuelto más flojo, impaciente o prudente, posiblemente no sea solo tu culpa.