El Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja ha creado un programa de inclusión llamado “Hablamos en tu mismo idioma”.
Imagine que vive en una zona alejada del Perú y no habla español y que, cuando acude a un hospital de Lima, el médico no comprende su dolor ni lo que le está pasando. Seguramente empezará a sentirse incomprendido, nacerá la desconfianza y el miedo, al punto que quizá confunda que a su hijo le cortarán la cabeza cuando en realidad le harán una simple operación.
Esto que parece una historia de película ocurría en realidad en el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja (INSN-San Borja), institución que precisamente para reducir esos casos ha creado el programa inclusivo “Hablamos en tu mismo idioma”.
Cerca del 80% de sus pacientes vienen de las diferentes regiones del país y muchos de comunidades nativas donde solo hablan sus lenguas originarias (quechua, awajún, shawi, wampis, caquinte, ashaninka, entre otras), como es el caso de la valiente Geidy (G.M.S.S), quien explica a la Agencia Andina -en awajún- que quiere regresar a casa, que extraña a su familia y a su escuela en Temashnum, una comunidad del distrito de Imaza (Bagua).
Han pasado 8 meses desde que esta adolescente llegó al INSN San Borja por un terrible accidente en un mototaxi. Los fierros del vehículo atravesaron su frágil cuerpo, dejándola inconsciente. Luego de varias horas de viaje por río y tierra llegó a Lima, junto a su madre Luisa Samekash. Desde entonces ha pasado por varias operaciones, en unos meses será la última. Lo bueno -dice la mamá- es que ya come, camina, sonríe y hasta sueña con ser enfermera.
Los intérpretes: un nexo vital
Quien nos cuenta todo lo que conversan madre e hija es Matut Impi Ismiño, interprete awajún, cuyo nombre significa perfume o fragancia. Ella forma parte de los 600 intérpretes capacitados por el Ministerio de Cultura, quienes tienen un trabajo tan valioso como su idioma. Gracias a ella, los pacientes que hablan en awajún se sienten escuchados.
“Nosotros les ayudamos a explicar el mensaje del doctor en nuestra lengua, ya que muchas veces ellos no entienden. Precisamente uno de los principales problemas es la desconfianza, siempre preguntan si los van a atender bien y si los medicamentos son adecuados. Somos un nexo entre el médico, el paciente y sus familiares”, explica a la Agencia Andina Matut, natural de Amazonas.
Mientras tanto en el albergue del hospital, la asistente social Reyna Esther Chávez Cardenas conversa con tres mamitas en quechua, donde cada una tiene una historia más triste que la otra. El bebé de Neri tiene una hernia y debe ser operado lo más pronto posible, el hijo de Mercedes tiene leucemia y necesita un trasplante de médula ósea y el pequeño de Hilda sufrió quemaduras en su pie y está en tratamiento.
La asistenta social es de Apurímac y su lengua materna es el quechua. Ella lleva más de tres años trabajando en este nosocomio y forma parte del valioso equipo de 18 especialistas que hablan lenguas originarias. Actualmente atiende a los pacientes que llegan al área de emergencia, donde se labora las 24 horas al día.
“Son pacientes que vienen de diferentes regiones, apoyamos a los pacientes más complejos, algunos pueden hablar un poco español, pero tienen dificultad para entender. Yo trato de explicarles al paciente, al familiar y al médico”, señala Chávez.
Por una comunicación efectiva
El primer resultado tras haber implementado el programa fue ganarse la confianza de estos pacientes. “Ahora ellos se sienten escuchados y entienden lo que está pasando, colaboran; eso alivia su ansiedad y permite un mejor trabajo en equipo”, explica el doctor Carlos Álvarez Murillo, director adjunto del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja.
Hay que resaltar que se trata de un trabajo conjunto con los especialistas del Ministerio de Cultura, uno de ellos es Danny Wilson Nugkuag Cabrera. Él es el encargado de facilitar los intérpretes al INSN San Borja y demás instituciones públicas que lo soliciten. “Queremos que el mensaje sea lo más claro y que ambas partes tengan conocimiento de lo que está sucediendo” enfatiza.
Este especialista del Ministerio de Cultura explica que los casos más requeridos de intérpretes son cuando los padres o familiares tienen que firmar un consentimiento para un procedimiento médico.
“Por ejemplo hubo un caso de un paciente shawi, en donde el papá entendía que le iban a cortar la cabeza de su niño y por eso él no quería operarse, hasta que llegamos con una intérprete shawi y le explicamos cuál era la intervención. El mismo niño también tenía otras dudas, pues extrañaba comer yuca, plátano y pescado. Después de escuchar el pedido, la nutricionista le cambió la dieta. Son detalles que pasan desapercibidos, pero que son importantes para ellos”, subraya.
En toda relación médico-paciente es muy importante la comunicación y el idioma no debe ser una barrera, señalan los expertos. Con esta buena práctica del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja queda comprobado que sí es posible dar un mejor trato a los pacientes de las comunidades nativas. Una práctica digna de imitar en otras instituciones o empresas.