Según un estudio del Hospital Universitario de Aarhus, quienes tomaban diclofenaco por periodos largos de tiempo estaban expuestos a esta consecuencia.
Un 50% más de probabilidades de sufrir complicaciones cardiovasculares tendrían las personas que consumen diclofenaco, fármaco cuya distribución por vía oral está prohibida sin presentación de receta médica pero que sin embargo está entre los más vendidos por las farmacias en Chile.
El estudio, realizado por el Hospital Universitario de Aarhus -en Dinamarca-, analizó el consumo de 6.3 millones de pacientes que tomaron la medicación al menos por un año entre 1996 y 2016 según datos del Registro Médico Nacional danés.
Los consumidores de este fármaco mostraron un incremento en el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares a los 30 días de empezar los tratamientos, comparados con quienes recibieron ibuprofeno, naproxeno o paracetamol. Además, los riesgos aumentaban con cada año que los pacientes continuasen con el tratamiento, sin importar su edad o su sexo, detalló el medio El Español.
Como media, sufrieron un infarto o ataque al corazón más que quienes tomaban las alternativas, y 4 veces más que quienes no recibieron ninguno de los medicamentos.
Venta indiscriminada
Según explica Mauricio Huberman, presidente del Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile, los antiinflamatorios no-esteroideo (AINE) -entre los que figura el diclofenaco- tras ser usado por tiempos prolongados van causando daños estomacales, gastritis, hemorragias, úlceras hasta incluso afectar al riñón y otras áreas incluyendo el sistema cardiovascular.
Para el especialista, el estudio viene a confirmar la tendencia que ya vienen advirtiendo. “Su consumo de una manera no adecuada ha causado muertes en todas partes del mundo”, asegura.
En Europa hay una alerta e incluso se ha prohibido el uso del diclofenaco sin receta, mientras que en Chile, aunque es necesario presentarla, esto no siempre es requerido según fue evidenciado por una nota de TVN.
Al respecto, Juan Roldán, jefe del Subdepartamento de Fármacovigilancia del Instituto de Salud Pública -organismo facultado para fiscalizar esta área- defienden que pese a los esfuerzos “no podemos estar en todas partes”, por lo que hay que apostar por trabajos de educación tanto de los trabajadores de las farmacias como de la población general.
Este punto es especialmente criticado por Huberman, quien acusa que “el Estado invierte cero. La política nacional de medicamentos en Chile no ha invertido un peso en 15 años en educación”.
En cuanto a la fiscalización, su crítica es al sistema completo: “Nosotros hemos hecho denuncias y el Ministerio dice ‘el que fiscaliza es el ISP’ y ellos dicen ‘no, si está fuera de las farmacias no me corresponde, llamen a la policía’, u la policía si no le dan una orden, no van”.
El problema, sin embargo, sería el acceso a estos medicamentos, por tratarlos como “un sistema de comercio más”.
¿Alternativas seguras?
En vez del diclofenaco, Roldán recomienda alternativas menos dañinas -siempre consumidas dentro de los parámetros más seguros-, como el paracetamol, con un máximo de 8 tabletas de 500 gramos diarias como máximo, es decir, 4 gramos. En el caso del ibuprofeno, se pueden administrar hasta 2 tabletas 4 veces al día, es decir, cerca de 1.600 milígramos.
Todo esto para el caso de un adulto de mediana edad, de cerca de 70 kilógramos y sin complicaciones a la salud. Cualquier caso que diste de esto o de parecer necesaria una dosis mayor, siempre es recomendable consultar con un médico.
En el caso de la compra en locales que no sean farmacias, es más tajante: “todo lo que sea compra en medicamentos en otros sitios, como minimarkets, locomoción colectiva o ferias libres es ilegal, puesto que no tienen ningún respaldo sanitario. Es peligroso consumirlos porque no hay ninguna garantía de que sean lo que dicen ser”.