Kaspar puede cantar, tocar la pandereta, imita comer y se peina. Es capaz, incluso, de determinar cuando un niño está siendo violento con él, para ayudar a corregir tal conducta.
"Esto es agradable, me hace cosquillas", Kaspar el robot social dice a Finn de cuatro años mientras juegan juntos en una escuela de autismo al norte de Londres.
Kaspar, desarrollado por la Universidad de Hertfordshire, también canta canciones, imita comer, toca la pandereta y se peina durante sus sesiones destinadas a ayudar a Finn con su interacción social y comunicación.
Si Finn se pone demasiado rudo, el Kaspar de tamaño similar grita: "Ay, eso me lastimó." Un terapeuta está cerca para animar al niño a rectificar su comportamiento cosquilleando los pies del robot.
Finn es uno de los alrededor de 170 niños autistas que Kaspar ha ayudado en un puñado de escuelas y hospitales en los últimos 10 años.
Pero con aproximádamente 700.000 personas en el espectro autista en Gran Bretaña, según la Sociedad Nacional Autista que marcará el Día Mundial del Autismo el domingo, la universidad quiere que Kaspar ayude a más personas.
"Nuestra visión es que cada niño en una escuela o en un hogar o en un hospital pueda conseguir un Kaspar si quiere", dijo a Reuters Kerstin Dautenhahn, profesora de inteligencia artificial de la Universidad de Hertfordshire.
El logro de esa meta dependerá en gran medida de los resultados de un ensayo clínico de dos años con el NHS Trust de la comunidad de Hertfordshire, que, si tiene éxito, podría ver a Kaspar trabajando en hospitales de todo el país.
TRACKS, un centro benéfico independiente y especializado en el cuidado de niños con autismo en Stevenage, ha visto resultados positivos al trabajar con Kaspar, que lleva una gorra azul y una camisa a cuadros para sesiones de juego.
"Estábamos tratando de enseñar a un niño a comer con sus compañeros, por lo general luchaba con eso debido a sus problemas de ansiedad", dijo la subdirectora Alice Lynch. "Empezamos a hacerlo con Kaspar y él realmente disfrutaba de alimentar a Kaspar, haciéndole comer cuando tenía hambre, cosas así, ahora comenzó a integrarse en el aula y comer junto a sus compañeros. Cosas como esas son avances grandísimos".
Muchos niños con autismo encuentran difícil de descifrar la comunicación y la emoción humanas básicas, por lo que los diseñadores de Kaspar evitaron hacerle demasiado realista y optaron por características simplificadas y fáciles de procesar.
Grupos de apoyo al autismo han estado impresionados. "Muchos autistas se sienten atraídos por la tecnología, en particular la previsibilidad que proporciona, lo que significa que puede ser un medio muy útil para involucrar a los niños y adultos también", dijo a Reuters Carol Povey, directora del Centro para el Autismo de la Sociedad Nacional Autista.
"Este robot es uno de una serie de tecnologías emergentes que tienen el potencial de hacer una gran diferencia para las personas en el espectro autista".