Está diseñado para funcionar en el hogar para complementar los servicios humanos al interactuar con ellos en ejercicios de terapia tal como lo hace un clínico.
¿Podrían los robots ayudar a niños con patologías como la parálisis cerebral? Esta afección, a menudo, implica una coordinación muscular deteriorada y otras discapacidades. En este contexto, el Instituto de Tecnología de Georgia investiga el uso de robots pequeños e IA en la terapia pediátrica, específicamente para alentar a niños a desempeñar un papel activo en terapias físicas.
Los avances tecnológicos en el sector de la salud han facilitado la automatización de tareas y actividades. La supervisión remota ha ahorrado tiempo a los pacientes a la hora de visitar a los médicos. Los microchips permiten a los profesionales de la salud monitorear las condiciones de salud y proporcionar retroalimentación a los pacientes. Los robots quirúrgicos han ayudado a los cirujanos a realizar cirugías complicadas con mayor facilidad. La penetración de la inteligencia artificial en la atención médica se ha convertido en una gran ayuda para los cirujanos y todo apunta a que los avances tecnológicos, y el desarrollo de bots humanoides, no llegará a reemplazar a los terapeutas, pero sí servirán como excelente auxiliares.
La profesora Ayanna Howard, directora del proyecto Darwin, ha asegurado a este respecto que “estamos diseñando robots socialmente interactivos que puedan involucrar a niños con discapacidades en actividades de terapia”. La terapia está diseñada para ayudar a los pequeños a alcanzar sus metas de desarrollo, ya sea un niño con parálisis cerebral, trastorno autista o un niño que se recupera de una lesión cerebral traumática.
Precisamente un robot humanoide, conocido como Darwin, ha sido desarrollado para ayudar a los niños con parálisis cerebral. Los pequeños siguen sus instrucciones para hacer más dinámica y divertida la terapia física y, además, le permite ahorrar tiempo y recursos a los pediatras. Este robot está diseñado para funcionar en el hogar, para complementar los servicios prestados por un humano, al interactuar con ellos en ejercicios de terapia tal como lo hace un clínico: interactuando, supervisando el progreso y alentándolos con comentarios motivacionales y correctivos.
DARWIN-OP significa Dynamic Antropomorphic Robot con Intelligence-Open Platform, en definitiva, una herramienta con un gran poder computacional, sensores sofisticados, alta capacidad de carga útil, y una capacidad de movimiento dinámico desarrollada y fabricada por el fabricante de robot coreano Robotis en colaboración con Virginia Tech, Purdue University y University of Pennsylvania.
En algunos experimentos llevados a cabo, el robot tuvo un impacto significativamente positivo en la actividad física de los niños. El próximo objetivo será implementar un programa piloto a largo plazo de dos meses para evaluar el potencial completo de los robots. Una vez que se valide la efectividad de la terapia asistida por bots, la tecnología estará lista para su comercialización.
En este escenario se ha constatado que un juego simple con palabras de aliento y señales físicas de humanoides aumenta los esfuerzos de los pacientes frente a cuando se les pide que hagan el trabajo por su cuenta. Un rastreador en 3-D rastrea el movimiento del sujeto y Darwin brinda palabras de aliento a la hora de corregir movimientos si el paciente hace algo incorrectamente.
Maja Mataric, profesora de robótica social en la Universidad del Sur de California, asegura que el gran desafío es descubrir la dinámica de la interacción entre hombre-robot. “Necesitamos comprender lo que los usuarios realmente necesitan y lo que quieren, que generalmente no es lo mismo. Los desafíos que surgen de entender mejor a las personas, de crear tecnologías que se mantengan, parece ser lo más difícil”.