Invirtiendo la rotación del planeta en los últimos 7.000 años, expertos alemanes obtuvieron un nuevo diseño del mundo.
¿Qué pasaría si la Tierra girará al revés? Esa fue la pregunta que motivó a Florian Zieman del Instituto Max Planck de Meteorología en Hamburgo (Alemania) a simular una rotación diferente de nuestro planeta. El resultado son una mezcla de procesos físicos que revierten el clima que hoy identificamos en el mundo.
Para llegar a esa conclusión, el científico y sus colegas utilizaron un modelo de computadora en el que la Tierra giraba en dirección opuesta. Ese proceso fue simulado por un periódo de 7.000 años en los que los movimientos del agua y el aire, la fuerza que tienen los objetos bajo un sistema de rotación, conocida como fuerza de Coriolis, y la trayectoria del sol se invirtieron.
De esa manera el equipo obtuvo una lista de efectos diferentes a los que hoy se conocen. En Estados Unidos, por ejemplo, los vientos del este moderarían el clima de la costa este del país mientras que en Europa occidental esos mismos vientos darían como resultado inviernos más severos.
En el caso del desierto del Sahara los efectos del clima harían que deje de ser desierto y en cambio sería un campo reverdecido. Mientras que territorios en el sudeste de Norteamérica y extensiones de Argentina y Brasil serían desérticas.
Para Colombia las condiciones varían en algunos sentidos. El país seguiría siendo ecuatorial, húmedo, aunque mucho más hacía el sur, en la Amazonía. En el norte, por el contrario, las regiones serían desérticas.
La situación en los océanos es especial. Las corrientes y la producción biológica generaría bajos niveles de oxígeno en el norte del océano índico. Esto haría que los microorganismos marinos se vean obligados a alimentarse con nitrato, lo que en efecto llevaría a que las cianobacterias o algas verdeazuladas dominaran en gran parte este ecosistema.
Tales simulaciones no son las pioneras dentro de la ciencia. Hace casi diez años un grupo de expertos de la Unión Americana de Geofísica había intentado hacer el mismo experimento. El fin de esto es comprender a mayor profundidad los sistemas en que vivimos y las consecuencias de que la Tierra rote de esta manera.
Una evidencia de ello es que en esta direción el clima amplia las zonas desérticas, en el laboratorio de Zieman los desiertos sumaron 4,2 millones de millas cuadradas menos que los existentes. Ese compendio de resultados fueron presentados por los científicos en la Asamblea General anual de la Unión Europea de Geociencias (EGU) en Viena (Austria) la semana pasada.