El avance de estos científicos de Basilea podría ayudar a detener la propagación de los tumores.
El cáncer constituye uno de los grandes desafíos médicos del siglo XXI. De hecho, a pesar de los avances tecnológicos en su tratamiento, constituye la segunda causa de muerte a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las células tumorales se diferencian de las normales en su anómala capacidad para multiplicarse. Esta característica es la que hace que se expandan a través del torrente sanguíneo por todo el organismo, dando lugar a la formación de tumores secundarios (metástasis).
Un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea y el Hospital Universitario de Basilea han descubierto un nuevo tratamiento para combatir la propagación de estos tumores. Esta solución consiste en la unión de dos fármacos, el Trametinib (antitumoral) y el Rosiglitazone (antidiabético), que tiene como resultado la formación de una sustancia que convierte las células tumorales en grasa.
Luchar contra procesos de metástasis
En sus experimentos, los científicos inyectaron en ratones células de tumores de mama de tipo triple negativo (el más agresivo). A continuación, administraron la combinación de ambos fármacos, lo que propició la transformación de las células tumorales en grasa, impidiendo así la proliferación de las mismas y su extensión en el resto del organismo.
Esto sería fundamental para luchar contra los procesos de metástasis responsables de la mayoría de muertes por cáncer. El descubrimiento nace de un enfoque de investigación innovador, que consiste en buscar, además de métodos para destruir los tumores, fórmulas para alterar su naturaleza.
Así lo cuenta Nicola Aceto, director del equipo de investigación responsable del experimento: “Pensamos en actuar de manera diferente a los enfoques estándar, y buscamos identificar medicamentos que no maten a las células cancerosas, sino que simplemente las disocien”.
Cuando aparecen las células tumorales, se producen los cambios epigenéticos que permiten su extensión a través del sistema circulatorio. Es la llamada transición epitelial-mesenquimal: las células tumorales epiteliales que están fijadas a un tejido pasan a ser mesenquimales, desplazándose del tejido al flujo sanguíneo. Con la disociación de las células malignas en grasa, queda demostrado que los cambios epigenéticos se pueden revertir, frenando así el alcance tumoral.
Muchas pruebas y estudios por delante
Esta transformación afectaría a las células más externas de los tumores, que son precisamente las que tienen capacidad para desplazarse por el organismo, limitando así su efecto dañino. Por este motivo, la administración de este fármaco debería complementarse con otros tratamientos para las células más internas.
El proceso para dar con este nuevo fármaco que convierte células tumorales en grasa no ha sido fácil. Para ello, el equipo del Departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea probó hasta 2.486 compuestos antes de encontrar la sustancia definitiva. Es un buen ejemplo de lo importante que es que se destinen recursos a la investigación científica. Todo un hallazgo en la lucha contra el cáncer.
A partir de ahora, queda un camino de nuevas pruebas y estudios para poder aplicar la nueva sustancia en los seres humanos en un futuro próximo. Esperemos que su desarrollo sirva para llevar a cabo tratamientos más eficaces contra la enfermedad. Millones de personas lo agradecerán.