Hoy se ha logrado cronificar la enfermedad y mejorar el pronóstico de los pacientes, pero el reto sigue siendo encontrar una cura.
Las cifras del sida en el mundo son aterradoras. Desde que a principios de los años 80 aparecieron los primeros casos, el virus ha infectado a 76,1 millones de personas y ha causado 35 millones de muertos.
Aunque la investigación ha permitido avanzar grandes pasos en la lucha contra el VIH, todavía queda mucho por hacer. En la actualidad aún se producen 1,8 millones de nuevas infecciones y un millón de personas mueren al año a causa del sida.
La revista PLoS ha publicado esta semana un número especial, en el que participan expertos de diversas instituciones, sobre los nuevos progresos en la prevención, tratamiento y cura de la enfermedad. Mientras puede parecer que "el objetivo de acabar con la epidemia está a nuestro alcance", los autores advierten que "el progreso notable, el activismo, los recursos, el ingenio y la fortaleza total que nos han llevado hasta aquí serán necesarios al menos en la misma medida para llevarnos al final de la patología".
Uno de los trabajos recogidos es un estudio epidemiológico, liderado por Jacob Bor, de la Universidad de Boston (EE UU), sobre la atención del VIH en Sudáfrica en 2011-2012, cuando el tratamiento antirretroviral dependía del recuento de células CD4.
Desde que a principios de los años 80 aparecieron los primeros casos, el virus ha infectado a 76,1 millones de personas y ha causado 35 millones de muertos
Tras analizar una cohorte de más de 11.000 personas, los investigadores encontraron que los pacientes elegibles para la terapia antirretroviral inmediata eran los que asistían a consulta significativamente más y prestaban mayor atención a su cuidado, en comparación a aquellos que no cumplían con los criterios para tomar los fármacos.
Estos hallazgos respaldan las recomendaciones actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proporcionar terapia antirretroviral independientemente del recuento de CD4. "Los beneficios reales de extender estos medicamentos a todos los pacientes pueden ser mayores de lo que se pensaba", destacan los autores.
Objetivo final: curar del sida
Ahora que los tratamientos han conseguido cronificar la enfermedad y que muchas de las personas afectadas consiguen llevar una vida normal, la medicina afronta el reto de erradicar el virus.
Sin embargo, hasta la fecha, rara vez se ha logrado curar la infección por VIH. En otro artículo de investigación, el equipo de Andrew Badley, de la Clínica Mayo (EE UU), describe el caso de una persona con VIH que se sometió a un trasplante de células madre alogénicas como tratamiento para la leucemia linfoblástica aguda.
Aunque el depósito de VIH del paciente disminuyó con el tratamiento, sufrió el rebote viral después de un período prolongado (288 días) sin terapia antirretroviral. A pesar del fracaso, para los autores todos estos hallazgos son valiosos para guiar futuros intentos de curar el virus utilizando el trasplante de células madre y otros métodos.
Las últimas cifras de la OMS
Con el fin de complementar la campaña del Día Mundial del Sida 2017, celebrada cada año el 1 de diciembre, la OMS destaca la necesidad de que los 36,7 millones de personas infectadas por VIH alcancen el objetivo de la cobertura sanitaria universal.
Solamente el 70% de las personas infectadas conoce su estado serológico. El VIH se ha cobrado ya más de 35 millones de vidas. En 2016, un millón de personas fallecieron en el mundo por causas relacionadas con este virus.
Aunque no se ha descubierto cura alguna para la infección, el tratamiento con antirretrovíricos eficaces permite controlar el virus y prevenir la transmisión. El 54% de los adultos y el 43% de los niños con el virus toman estos fármacos de por vida.
La infección se suele diagnosticar mediante análisis que detectan la presencia o ausencia de anticuerpos contra el virus. En la mayoría de los casos, los resultados se obtienen en el mismo día, una cuestión fundamental para diagnosticar la infección rápidamente e iniciar el tratamiento lo antes posible.
Hay grupos poblacionales que merecen especial atención por correr un mayor riesgo de infección: los hombres que tienen relaciones homosexuales, los consumidores de drogas inyectables, los presos y personas que están recluidas en otros entornos, los trabajadores sexuales y sus clientes, y los transexuales.