Según la OMS, el arsénico y el cadmio son carcinógenos humanos del grupo 1.
Una reciente revisión de 37 artículos científicos que suma 348.259 participantes de Europa, Norteamérica y Asia: 13.033 con enfermedades coronarias, 4.205 con historia de accidentes cardiovasculares y 15.274 con alguna enfermedad cardiovascular: hipertensión arterial, paro cardiorrespiratorio, insuficiencia cardíaca, arritmia, etc. “Los estudios siguieron a las personas entre cinco y 36 años de sus vidas”, escriben los investigadores.
Se incluyeron estudios que informaron sobre cálculos de riesgo de enfermedad cardiovascular total, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular para los niveles de arsénico, plomo, cadmio, mercurio o cobre.
La revisión identificó 37 estudios únicos que comprenden 348.259 participantes no superpuestos, con 13.033 enfermedad coronaria, 4.205 accidente cerebrovascular y 15.274 resultados de enfermedad cardiovascular en conjunto.
En los últimos años, ha crecido la preocupación sobre el efecto de estos metales en la salud humana. Según la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, el arsénico y el cadmio son carcinógenos humanos del grupo 1 y el arsénico es la segunda causa de mortalidad transmitida por el agua del mundo.
La exposición crónica a altos niveles de arsénico, cadmio y otros metales tóxicos también se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de vejiga, riñón, hígado, pulmón y piel.
“Adicional a esto, cada vez hay más sugerencias de que la exposición al arsénico y otros metales tóxicos (a menudo concurrentes) puede ser un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular. Pero la relación entre estos metales presentes en el ambiente y el riesgo de enfermedad cardiovascular continúa poco caracterizado”, escriben los 13 investigadores de las Universidad de Guyana, Cambridge y los Institutos Nacionales de Salud de Reino Unido, Austria y Estados Unidos en la revista médica BMJ.
El riesgo relativo se midió en una escala de 0,25 a 5.
Arsénico: para enfermedades cardiovasculares, este metal presente en algunos combustibles, pesticidas y herbicidas para cuidar los cultivos, tiene un riesgo relativo de 1,30; para enfermedades coronarias, un 1,23, y para un ataque cerebrovascular, un 1,15.
Plomo: para enfermedades cardiovasculares, este metal presente en soldaduras, municiones y hasta en algunos instrumentos musicales tiene un riesgo relativo de 1,43; para enfermedades coronarias, un 1,85, y para un ataque cerebrovascular, un 1,63.
Cadmio: para enfermedades cardiovasculares, este metal presente en ciertas baterías y aleaciones eléctricas tiene un riesgo relativo de 1,33; para enfermedades coronarias, un 1,29, y para un ataque cerebrovascular, un 1,72.
Mercurio: para enfermedades cardiovasculares, este metal presente en procesos artesanales de extracción de oro en el lecho de los ríos, tiene un riesgo relativo de 0,94; para enfermedades coronarias, un 0,99
Cobre: para enfermedades cardiovasculares, este metal presente en joyas, aleaciones metálicas, cables de luz, etc., tiene un riesgo relativo de 1,81; para enfermedades coronarias, un 2,22, y para derrame cerebral, un 1,29.
“En general, nuestros resultados indican que las exposiciones al arsénico, el plomo, el cadmio y el cobre se asocian positiva e importantemente con las enfermedades cardiovasculares y coronarias, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares, o todos los resultados cardiovasculares. Por el contrario, el mercurio no se asoció significativamente con el riesgo cardiovascular”, concluyen los científicos.