El año pasado, 108 millones de personas padecieron de hambre severa. Conflictos, el fenómeno de El Niño y un incremento en los precios de comida fueron las principales causas.
En 2015 se reportaron cerca de 80 millones de personas en crisis alimentaria severa en el mundo. El año pasado esa cifra aumentó hasta llegar a los 108 millones. ¿Qué hay detrás de este dramático incremento de 28 millones, equivalentes a una población como Perú? La Unión Europea, la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos y las Naciones Unidas combinaron esfuerzos y metodologías nuevas para entender lo que está ocurriendo. Su dedo apunta a tres causas: fenómeno de El Niño, conflictos armados y aumento de precios.
No es un panorama alentador el que dibujan estas organizaciones. Especialmente en grandes territorios de África. “En la actualidad, el mundo se enfrenta a una llamada de acción sin precedentes en un momento en el que cuatro países (Sudán del Sur, Somalia, Yemen y noreste de Nigeria) han sido identificados en riesgo de hambruna”, señalaron los autores del informe, que hicieron un llamado a la ayuda humanitaria y, al resto de países, a reconsiderar reevaluar su seguridad alimentaria.
Nueve de las diez peores crisis alimentarias en el mundo están asociadas a conflictos civiles que causan desplazamiento interno y transfronterizo. El caso de Siria fue el más dramático. Se calcula que 6,3 millones de personas fueron desplazadas internamente y 4,8 migraron a países vecinos. Un problema similar se presentó, aunque en menor proporción, en Irak, Yemen, Sudán del Sur, Somalia y Nigeria.
Otro factor que está poniendo en riesgo a millones de personas son los fenómenos climáticos extremos. La aparición del fenómeno de El Niño y su atípico comportamiento dejaron una estela de hambre. La sequía extrema afectó principalmente a países del este y sur de África: Somalia, Etiopía, Madagascar, Malawi y Zimbabwe. Sólo en estos países, cerca de 25 millones de personas vivieron una crisis alimentaria. Para 2017, los expertos prevén un incremento en la severidad del problema, principalmente en Etiopía, Kenia y Somalia.
En el caso del Caribe y Centro América, el mayor problema está concentrado en Haití. Después del golpe del huracán Matthew, sumado a una pobreza estructural y una sequía exacerbada por El Niño, 3,6 millones de haitianos sufrieron la inseguridad alimentaria y quedaron en una posición de alta necesidad de asistencia.
“El costo en términos humanos y de recursos sólo aumenta si dejamos que las situaciones se deterioren”, dijo el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva, en un comunicado, “podemos prevenir que la gente muera por hambre, pero si no ampliamos nuestros esfuerzos para salvar, proteger e invertir en medios de subsistencia rurales, decenas de millones seguirán gravemente inseguros en la alimentación”.
Los conflictos armados y el cambio climático, manifestándose a través de eventos climáticos más extremos, se están convirtiendo en una combinación mortal. “Los números cuentan una historia profundamente preocupante, con más de 100 millones de personas gravemente inseguras en la alimentación, un nivel de sufrimiento que es impulsado por el conflicto y el cambio climático. El hambre agrava la crisis, creando una inestabilidad y una inseguridad cada vez mayores –dijo Ertharin Cousin, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (WPF)–, es una carrera contra el tiempo, el mundo debe actuar ahora para salvar las vidas y el sustento de los millones al borde del hambre”.