Estrés, ansiedad y depresión: no es lo mismo, pero es igual
Sábado, Octubre 17, 2015 - 15:19
Tanto en el ámbito público como en el privado en diversos países de la región, estos problemas se ubican entre los primeros en la lista que afecta la salud mental de la población.
“No es lo mismo, pero es igual” dice una conocida canción de Silvio Rodríguez. Parece una idea adecuada para resumir la tríada estrés, ansiedad y depresión que muchas veces aparecen siendo una misma cosa y si bien pueden tener nexos, no significan ni implican lo mismo.
Lo lamentable es que los tres son los trastornos más habituales en las personas actualmente. Tanto en el ámbito público como en el privado en diversos países de la región, estos problemas se ubican entre los primeros en la lista que afecta la salud mental de la población.
El estrés, la depresión y la ansiedad pueden manifestarse por separado o en conjunto. Es imprescindible conocer los síntomas de cada uno para aplicar una solución adecuada.
Varios estudios especializados apuntan a que las tres enfermedades cambian la percepción de la vida, afectan el cerebro y la forma en que las personas se relacionan con los demás.
También modifican la autoconfianza, el entusiasmo y la ilusión en una tarea o en el trabajo. En cuanto a manifestaciones físicas, los tres ayudan a bajar las defensas inmunológicas.
En común tienen que atacan la misma zona cerebral: la prefrontral, es decir, donde se desarrolla el pensamiento más avanzado, se imagina el futuro, se valoran las estrategias para solucionar los problemas y se toman decisiones.
Es también un área muy relacionada con el sistema límbico, o sea, el cerebro emocional.
* Estrés
Según los médicos tener estrés en niveles bajos es bueno, ya que mantiene activa las defensas y desarrolla una adecuada situación defensiva ante el medio.
Sin embargo, cuando los niveles aumentan se transforma en un intenso problema general. Demasiado estrés predispone a la persona a sufrir todo tipo de enfermedades, tanto físicas, como psicológicas.
Una manifestación física es la disminución del nivel de azúcar en sangre, hiperactividad de la tiroides, ataque cardíaco, aumento de la secreción de bilis o del colesterol en las arterias.
Algunos de síntomas clásicos son el dolor abdominal o de cabeza, dificultad para tragar o digerir alimentos, mareos, respiración agitada, insomnio, frecuencia cardíaca irregular, sudoración excesiva, trastornos del sueño, cansancio, fatiga, falta de concentración, problemas en el rendimiento sexual y pesadillas.
En algunos casos, el estrés se manifiesta como fobias o trastornos psicológicos.
Investigaciones recientes señalan que dietas deficientes en vitamina B12 (nutrientes que están sólo en alimentos de origen animal) o el consumo de algunas sustancias tales como alcohol y nicotina agravan la predisposición al estrés.
* Depresión
Una mirada actualizada de este problema indica que la mayoría de las personas sienten depresión alguna vez en períodos cortos. Es casi imposible no padecerle con e vertiginoso ritmo actual.
Sin embargo, la depresión clínica es un trastorno que se mantiene en el tiempo y que modifica intensamente los estados de ánimo. Por lo general, las personas evidencian sentimientos de ira o frustración por cualquier cosa, acompañados con ganas de llorar en cualquier momento.
La depresión se clasifica en términos de gravedad: leve, moderada o severa. Un psiquiatra puede determinarlo con una sesión o varias y recomendar el tratamiento adecuado a cada caso.
Los síntomas de la depresión más comunes son dificultades para dormir, exceso de sueño, cambios en el apetito, aumento o pérdida de peso, falta de energía, fatiga, sentimientos de inutilidad, culpa inapropiada, agitación, irritabilidad, inquietud, dificultad para concentrarse, retraimiento de las actividades usuales, inactividad, abandono, desesperanza, pensamientos de muerte o suicidio.
La baja autoestima es uno de los síntomas clásicos y más evidentes de un cuadro depresivo. Otro síntoma es la falta de placer en actividades que usualmente debieran generar gusto en las personas.
Una regla general que ayuda a aclarar la decisión de consultar un especialista es sentir cinco o más síntomas de los descritos por dos semanas consecutivas.
* Ansiedad
Se trata de una respuesta emocional a un estímulo o varios, que pueden estar tanto dentro, como fuera del paciente. Engloba aspectos corporales, gran activación del sistema periférico y motor e implica un cambio de comportamiento.
Se ha confirmado que para preservar la integridad física ante un ataque o amenaza, las personas ponen en marcha respuestas rápidas, adaptativas y eficaces. Hoy en día se estima que más del 20% de la población padece de un trastorno de ansiedad, y muchas personas ni siquiera lo saben.
La explicación médica a es que el organismo pone en funcionamiento su sistema adrenérgico ante una situación de alerta, liberando señales al sistema nervioso central.
Los síntomas de la ansiedad son: hiperactividad, taquicardia, sensación de ahogo, pérdida de control y raciocinio, temblores en las extremidades, transpiración excesiva, náuseas, insomnio, debilidad o rigidez muscular, inquietud motora, pensamientos negativos, obsesión o problemas para comunicarse con los demás.
A su vez puede causar hipoglucemia o arritmia cardíaca y puede convertirse en un trastorno de pánico. El paciente piensa en su propia muerte o en que algo malo va a sucederle.
Se eleva la tensión arterial, hay palpitaciones, rubor o palidez en el rostro, opresión en el pecho, aerofagia, pérdida de peso o exceso de comida, amenorrea en las mujeres y sequedad en la boca y lagrimales.