No todo es negativo, hay situaciones estresantes que les genera aprendizaje a los niños. Sin embargo, se debe esta atento a ciertos signos.
El estrés es un conjunto de reacciones de índoles físico y emocional que se producen ante situaciones del entorno del niño, que lo afectan alterando su equilibrio.
Hay situaciones de estrés positivo, que son aquellas situaciones de estrés moderado y de corta duración, como el que experimentan los niños en una competencia deportiva o con la presentación de un examen, que se consideran convenientes para la adaptación del niño a las situaciones que se presentarán a lo largo de la vida.
El estrés tolerable es el que se presenta ante situaciones difíciles, de corta duración como un accidente, un robo, que siempre y cuando exista un adulto que acompañe y contenga al niño, no va a producir impacto en la salud física o emocional del menor.
Por el contrario, el estrés tóxico es aquel que se produce ante situaciones adversas, intensas y constantes como el maltrato físico y la violencia intrafamiliar y que producen alteraciones emocionales importantes y biológicas en el campo del neurodesarrollo y del sistema inmune.
Los síntomas de estrés infantil son múltiples y su expresión dependerá de la edad del niño. Cuando un niño muestra cambios notorios en su comportamiento, en las rutinas de sueño y alimentación, irritabilidad, llanto inmotivado, expresiones de agresividad como pegar, patear, es importante descartar que esté siendo afectado por alguna situación que no controla y que es productora de estrés.