Al analizar 1.253 estudiantes del país, se encontró que el índice de masa corporal tiene una relación con la salud mental y la vitalidad.
La frase latina que dice Mens sana in corpore sano, mente sana en cuerpo sano, dejó de tener un sentido espiritual y pasó a ser comprobada por la ciencia. Aunque se han hecho decenas de estudios para analizar la relación entre el ejercicio y la salud mental, con resultados contradictorios, una investigación publicada en The Lancet la semana pasada llegó a un punto final. Después de analizar cerca de 856 estudios sobre el tema, investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Yale llegaron a la conclusión de que las personas que practican ejercicio reducen casi en un 43 % los días de mala salud mental en el último mes frente a las que no se ejercitaron.
En Colombia, casi de forma paralela, un grupo de investigadores de la Universidad de Tolima y de la Universidad Pablo de Olavide (España) quiso saber cuál era el nivel de actividad física y calidad de vida que llevaban los niños y adolescentes cuando aún estaban en el colegio. Por esto se propusieron observar con detenimiento cuatro parámetros de vida de 1.253 estudiantes colombianos entre los 10 y los 20 años: índice de masa corporal, nivel de actividad física y sedentarismo, calidad de vida y autoconcepto. Para encontrar que, efectivamente, el índice de masa corporal tiene una relación con la salud mental y la vitalidad, mientras el sedentarismo se asocia al dolor corporal.
“Hoy se acepta el papel central de la actividad física en la prevención de muchas enfermedades y en el logro de beneficios físicos, psicológicos y sociales, por lo que se trata de un elemento clave del estilo de vida saludable. Como es bien sabido, la infancia es un período en el que se realiza abundante ejercicio físico, lo cual constituye una tendencia biológica natural”, afirma el estudio publicado en la revista Biomédica. “Pero a la preocupación por la inactividad física durante la adolescencia se suma el aumento en el uso de las nuevas tecnologías (computadores, videojuegos) las cuales podrían limitar el tiempo que los jóvenes dedican a otro tipo de actividades como el ejercicio físico”.
Para medir cada uno de los cuatro parámetros de los 601 hombres y de las 652 mujeres, los investigadores tomaron el peso y la talla de cada uno para obtener el índice de masa corporal, mientras que para conocer su nivel de actividad física les pidieron responder un cuestionario internacional sobre el número de días, horas y minutos que hacían ejercicio por semana. Dependiendo de la actividad de la que se tratara, la clasificaron como vigorosa, moderada y caminata. Para el sedentarismo, en cambio, se les preguntó por el número de horas que podían pasar sentados durante un día.
En cuanto a los dos últimos parámetros, calidad de vida y autoconcepto, también se les pidió que llenaran ciertos cuestionarios sobre salud mental, física y percepción de la imagen corporal.
Después de cruzar unos datos con otros, el primer resultado que arrojó el estudio es que las mujeres presentaron mayores niveles de IMC que los hombres, con diferencias estadísticamente significativas, lo que sigue la corriente encontrada con estudiantes de otros países latinos. En cuanto al autoconcepto, las mujeres registraron, sorprendentemente, mayores niveles en las dimensiones de apariencia y autoestima, mientras que los hombres tuvieron un nivel más alto en su percepción sobre fuerza y condición física.
Finalmente, el estudio concluye que “las mujeres reportaron mayores valores en el IMC, pero, a la vez, cifras más altas de actividad física, excepto en la variable de caminata. En cuanto a la calidad de vida relacionada con la salud, los hombres tuvieron mejores resultados en la salud general, la función física, el rol físico, el rol emocional, el dolor corporal, la salud mental y la vitalidad. Por último, los resultados de este estudio reflejan una relación estrecha entre el IMC y el autoconcepto de condición física y competencia percibida, y entre este y la salud general, la función física, la salud mental y la vitalidad. Asimismo, se encontraron relaciones entre el sedentarismo y la salud general, el dolor corporal y el rol físico en la muestra analizada”.